El fútbol tiene historias de todo tipo, lo que lo convierte en algo más que un deporte popular en todo el mundo. Y las de resurgimiento, de salir del pozo hasta llegar al estrellato, son las favoritas del público, que ve cómo una simple pelota puede hacer que un refugiado que abandonó su país por la guerra, se convierta en una de las estrellas del fútbol mundial.

Angola es un país ubicado en el sur de África. Allí se estableció la familia Camavinga, de origen congolés, que escapaba de la guerra civil de su país natal. En pleno campo de refugiados, un 10 de noviembre de 2002, nació Eduardo, el tercer hijo de la familia.

Campo de refugiados en Cabinda, Angola, justo en el límite con Congo, donde se crio Eduardo

Un año después, luego de muchas trabas burocráticas, pudieron finalmente arribar a Francia para iniciar una nueva vida en Europa. Se establecieron en la ciudad norteña de Lille, en el límite con Bélgica, y luego en Fougeres, en el noroeste del territorio galo. Pero la vida en Francia no iba a ser sencilla. La familia Camavinga (ahora con cinco hijos) vivió en la pobreza y los padres de Eduardo trabajaron incansablemente para que no falte nada, o al menos lo básico.

Recién en 2019, con apenas diecisiete años, Eduardo y su familia obtuvieron la nacionalidad francesa y varias oportunidades se abrieron. Por ejemplo, hubo mejores empleos para los padres y Eduardo pudo terminar el bachillerato al mismo tiempo que el fútbol ya era parte de su vida diaria. Pero lo curioso es que su mayor interés estaba en el judo, dada la altura y capacidad atlética que mostró desde chico.

Fue un consejo de entrenadores del colegio lo que lo convenció de decantarse por el fútbol. Tras destacar en un club de la zona, en 2016 se unió a las filas del Stade Rennes, ubicado a cuarenta kilómetros de Fougeres. Inmediatamente empezó a llamar la atención y a subir rápidamente en la consideración de los entrenadores, por lo que a los dieciséis años y cuatro meses debutó oficialmente en el primer equipo.

El resto de la historia ya es conocida. Brilló en el Rennes, donde rompió varios récords de precocidad y fue rankeado como el quinto mejor jugador joven del mundo en 2020. Ya con muchos equipos siguiéndolo a cada partido, finalmente fue el Real Madrid el que se hace con sus servicios en 2021.

En Qatar tendrá la posibilidad de jugar su primer Mundial con su Selección. Debutó oficialmente en 2020, con apenas diecisiete años. Llegará a la cita en Medio Oriente con diecinueve recién cumplidos. Nada mal para alguien que nació en un campo de refugiados y el fútbol le dio la oportunidad de llegar al estrellato menos de dos décadas después.