Cuatro años después del desastre en Francia 1998, la selección española de fútbol, “La Roja” llegaba al Mundial de Corea y Japón con la ilusión por las nubes, apostándolo todo a esa generación que en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 había obtenido la medalla de plata con Xavi e Iniesta como grandes referentes.

Y sí, hace veinte años se diputaba la primera Copa del Mundo en el presente siglo y la mayoría de los aficionados recuerdan el triunfo de Brasil ante Alemania por 2-0, los dos goles de Ronaldo ante Oliver Khan, el quinto trofeo; también los 3 goles de Miroslav Klose en la fase de grupos ante Arabia Saudita; el sorprendente equipo de Senegal y el gol más rápido en la historia de estas lides, Hakan Sukur de Turquía  a los 10,8 segundos de iniciar la discusión del tercer lugar ante Corea, tal como se recoge en el portal web de la FIFA.

La historia de un robo

Fueron quizás los grandes momentos, pero al mismo tiempo, una historia trascendió en aquel entonces y todavía con el paso del tiempo se recuerda como una de las páginas oscuras de este deporte y por ende de los Mundiales.

Como ya comentábamos, el combinado español llegaba con deseos de dar el gran salto y pasar por primera vez de cuartos de final siquiera, pues habían quedado a las puertas de semifinales en 1934, 1986 y 1994, con aquella polémica del codazo de Mauro Tassotti a Luis Enrique.

Tal como reseña Marca, los ibéricos tuvieron una fase de grupo perfecta, tres partidos, tres victorias, marcando 3 goles en cada uno de ellos, 3-1 ante Eslovenia, 3-1 ante Paraguay, 3-2 ante Sudáfrica y cuentan que ya en Cibeles se preparaban para algo grande.

La épica parecía cuestión de tiempo, justo después que los españoles vencieran en la tanda de penaltis a un rocoso equipo de Irlanda, con un Iker Casillas vistiéndose de héroe al atajar dos penales y Gaizka Mendieta decidiendo a la hora buena.

Destinados a perder

Y otra vez en cuartos, ante uno de los elencos locales, Corea del Sur, sobrevino lo peor, cuando el árbitro egipcio Gamal Al- Ghandour se preparó para impedir a toda costa el triunfo de los hispánicos.

Varios goles anulados, incluso uno en propia puerta y uno clarísimo a Fernando Morientes ante un centro de Joaquín que nunca salió de la línea; además de dos fuera de juego a Luis Enrique y a Gaizka, los mismos que nadie vio.

Era imposible, de ninguna manera España iba a ganar, faltas evidentes que no se marcaban y ya en los penales, con el ánimo por el piso las acciones se definieron a favor de Corea, después del fallo de Joaquín.

 A relevo de pruebas…

Todos protestaban, Fernando Hierro, Xavi, Luis Enrique, Morientes; aquella había sido la oportunidad soñada, la que habían esperado tanto, el momento de desechar el jugar como nunca y perder como siempre, pero no, debieron pasar 8 años, para que, en Sudáfrica, ante Holanda, “La Roja” reescribiera su historia.

Sin embargo, por esos avatares del destino, uno de las historias que salieron a la luz en 2015 durante el escandalo de la FIFA de ese año, fue el posible arreglo con el colegiado egipcio para que Corea del Sur ganará, algo de lo que no había pruebas, pero en aquella jornada, hace 20 años, fue más que evidente.