Uno escribe y es imposible no emocionarse y es que tal vez no exista una historia más hermosa en el mundo del fútbol que la escrita por los uruguayos; una historia que se remonta a los mismos orígenes de este deporte, desde que allá por 1930, los charrúas alzaron su primera Copa del Mundo.

Los títulos olímpicos en los años 20, el primer Mundial, el segundo en Brasil, allí en el mismo Maracaná; la mística de Obdulio Varela, de Alcides Edgardo Ghiggia ¡Aquí lo que hay que tener es pelotas! – retumban las palabras de “El Negro Jefe” arengando a su equipo mientras se preparaban para saltar a la cancha, aquel día de 1950 durante el partido final. Aquellas palabras trascienden hasta hoy   como una especie de leyenda de los Mundiales y si se habla de garra charrúa es gracias a momentos como esos.

El regreso a la élite

Sesenta años después de aquel segundo título y luego de un período bastante oscuro plagado de malos resultados; quedando fuera incluso de varias ediciones mundialistas, incluido el certamen de 2006; Uruguay regresó a la élite en Sudáfrica 2010, con un elenco plagado de jugadores talentosos como Luis Suárez y Edison Cavani, así como de veteranos ya curtidos en las principales competiciones europeas, tales como Diego Forlán y Sebastián Abreu.

De la mano de un técnico conocedor del juego como Óscar Washington Tabárez , los uruguayos volvieron a un Mundial por todo lo alto, avanzando sin problemas en la fase de grupos de aquella justa, luego quedar por encima del combinado mexicano y del elenco local.

Ya en octavos, con un golazo de Suárez, los sudamericanos se impusieron 2-1 a Corea del Sur y certificaron su pase a cuartos de final ante el sorprendente Ghana; tal como lo reseña As.

Un día histórico

Aquel día, 2 de julio de 2010, hace ya 12 años, en Johannesburgo, aquel día se vivió un partido trepidante desde el mismo momento en que el colegiado sonó el silbatazo inicial; dos estilos similares, basados en la solidez defensiva y el volumen de juego creado por los mediocampistas, esos estilos se encontraron en suelo africano para regalar un duelo no apto para cardiacos.

El desafío terminó igualado a 1 gol en los 90 minutos reglamentarios y por ende fue necesario jugar el tiempo adicional y aquí el físico de los ghaneses pareció imponerse, pero los uruguayos resistieron.

La “Mano de Dios” de Luis Suárez

Sobre el final del segundo tiempo extra y ante un remate que iba a gol, Luis Suárez atina a sacar el balón con la mano y a pesar de que fue expulsado en el acto y se pitó el penal, el atacante le daba una oportunidad de oro a su selección.

Muchos hablaron de la “Mano de Dios” de Luis Suárez, evocando aquellos acontecimientos protagonizados por Diego Armando Maradona en el Mundial de México 1986 y después en Italia 90; pues segundos después de salir de la grama y ante la mirada atónita de millones en todo el orbe, Asamoah Gyan erró su cobro desde los siete metros.

Todo se definiría en la tanda de penales y allí, casi por designio divino, Uruguay se impuso 4-2 con una definición de leyenda de Sebastián Abreu, ” pinchando” la bola a lo Panenka.

Uruguay regresaba a una semifinal 40 años después y si bien perdería ante Holanda y después ante Alemania en la discusión del tercer lugar, aquel cuarto puesto supo a gloria, con Luis Suarez rescatando una tradición que parecía haberse perdido en el tiempo.