En 1998, Croacia llevaba menos de una década de existencia como estado independiente, luego de la desintegración de la antigua República de Yugoslavia en 1992, por ello adquiría un gran simbolismo el hecho de asistir a su primer Mundial de Fútbol, durante la justa efectuada en territorio francés, hace ya 24 años.

Antes de aquel certamen, los croatas habían dado la clarinada en la Eurocopa de 1996, cuando llegaron a instancias de cuartos de final de la mano de una generación dorada, conformada por jugadores de la talla de Robert Prosinecki y Davor Suker.

El gran momento

Habían guardado lo mejor para la Copa del Mundo y si hoy todos recuerdan el triunfo de Francia ante Brasil, los dos goles de Zinedine Zidane, el gol de oro, la Dinamarca de Michael Laudrup y la Holanda de Patrick Kluivert; se debe hacer una mención especial a la imborrable huella dejada por el elenco croata.

A la estela de Prosinecki y Suker, se le añadieron figuras como Robert Jarni, Slaven Bilic, Aljosa Asanovic y  Zvone Boban, quienes irrumpieron por todo lo alto en aquel certamen, imponiéndose a Jamaica por pizarra de 3-1, en la apertura de las acciones del grupo H, tal como lo reseña Mundo Deportivo, en un reportaje dedicado a la actuación de Croacia en aquel Mundial.

Una semana después, los europeos sometían a Japón por 1-0 para cerrar con derrota ante Argentina por idéntico marcador de 1-0 y terminar segundos de su llave.

A la hora cero

Ya en octavos, un 30 de junio de 1998, Croacia midió fuerzas con Rumania, llevándose la victoria por estrecho margen de 1-0 y sentando las pautas para la épica que vendría después.

Relata la Fox en su célebre saga sobre la Historia de los Mundiales y en las imágenes de archivo se puede ver que no cabía un alma en aquel encuentro de cuartos de final entre Alemania y Croacia.

Suker y compañía mostraron su mejor versión ante los teutones y si bien anotaron tres goles en aquella memorable jornada, generaron opciones suficientes para concretar un resultado de escándalo.

Historia

Y así, en su primer Mundial, aquel equipo con el que nadie contaba llegaba a semifinales y todavía hoy, emergen dudas respecto a la credibilidad de la victoria francesa, 2-1, pues el trabajo de los árbitros dejó mucho que desear respecto a la férrea marca de los defensores galos contra Suker, una soberana paliza que bien pudo haber generado en varias expulsiones y por ende en un desenlace diferente.

Croacia debió conformarse con discutir el tercer lugar ante los holandeses y allí, con goles de Suker y Prosinecki aseguraron un resultado de leyenda que solo se superaría 20 años después, cuando otra vez los croatas se vieron las caras con los franceses, pero en esta ocasión en una final, la de Rusia en 2018.

En lo memoria de los fanáticos y la historia del fútbol en general, quedarían grabados los recuerdos de los  6 goles y la Bota de Oro de Davor Suker y con el paso del tiempo se hablaría del año en que Croacia sorprendió al mundo.