Se enfrentaban dos de los mejores equipos del mundo, pero que nunca habían podido subirse a lo más alto del podio. Suecia, última medallista plateada, se erigía como el máximo candidato tras un gran torneo eliminando a Australia y Japón. Pero Canadá fue de menos a más y derrotó a pesos pesados como Brasil y Estados Unidos para llegar a la definición.

El partido jugado en Yokohama fue extremadamente parejo. Recién sobre el final de la primera parte Blackstenius pudo poner en ventaja a las europeas que de esa forma acariciaban la consagración. Pero en el segundo tiempo las norteamericanas presionaron y lograron llegar al empate a través de un penal ejecutado por Fleming.

El resultado no se modificó y finalizó igualado terminado los 120 minutos antes de ir a la definición por tiros desde el punto penal. Y ahí las canadienses encontrarían la llave al oro que se les negó durante los últimos dos Juegos en los que fueron medallistas de bronce.

Suecia tuvo todo para ganar. Al término de la tercera serie ganaba 2-1, pero Anvegard, Seger fallaron sus lanzamientos (si Seger convertía, ganaban el oro) y Canadá terminó igualando la serie a través del acierto de Rose.

La definición se fue a los tiros extras en donde Andersson falló para Suecia (tercer penal consecutivo fallado para las europeas en la definición) y Grosso no perdonó para Canadá que se llevó su tercera medalla consecutiva en fútbol, pero la más importante siendo su primer oro.

Las europeas cayeron en su segunda final seguida, tras perder en Río ante Alemania. El bronce había sido ganado previamente por Estados Unidos que derrotó a Australia para completar el podio.