Los videojuegos, desde hace décadas, cargan con el estigma de generaciones pasadas de ser considerados una pérdida de tiempo, improductivos o dañinos para las mentes de los usuarios, sobre todo jóvenes. Pero la realidad es que actualmente, no solo son una fuente de trabajo o un deporte, sino que también son usados en terapias de rehabilitación.

Un ejemplo de esto es el Programa de Promoción del Desarrollo de Videojuegos en Cárceles, que causa furor en Argentina, donde se llevó a cabo por primera vez y busca fomentar el trabajo, la creatividad y la reinserción en la sociedad de los prisioneros, incluso laboralmente.

“Se trata de entender al videojuego más como un producto que como un juego o una distracción. La intención es acompañarlos tanto estando privados de su libertad como luego de su salida”, explica Mishka De Caro, coordinadora de contenidos del programa que se lleva a cabo desde 2021.

Esta iniciativa es un programa interdisciplinario formado por el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Justicia, la cooperativa ELBA y la comunidad FUNDAV del pais sudamericano. Allí un grupo de profesionales forma a las personas privadas de su libertad en diferentes instancias de la creación de videojuegos, de manera paulatina y proyectual. El proceso va desde la sensibilización y comprensión del formato hasta los detalles finales, trabajando siempre de manera grupal en proyectos propios. En el tiempo que lleva iniciado, ha captado la atención de tanto hombres y mujeres de todas las edades.

Este proceso no es mecánico, no se trata de convertir a los reos en máquinas ensambladoras, sino en todo lo que conlleva el videojuego: desde la idea, hasta la historia y el modo de juego. La enseñanza comienza con la sensibilización y comprensión de los formatos de videojuegos y termina con los detalles de programación. En medio de eso está la división de trabajo, lo que obliga a los reos a trabajar en equipo y, por lo tanto a desarrollar confianza mutua.

Se trata de formar profesionales y no abandonarlos cuando termina el programa, sino darles herramientas para conseguir trabajo. Incluso contamos con algunos estudios interesados que podrían contratarlos, porque las bases que logramos en ellos son muy interesantes”, agrega Mishka mencionando que el Programa acompaña al reo incluso una vez que cumple su condena.