Humillados, hundidos y achicados, salieron los 5 jugadores de Team AZE más su cuerpo técnico a lo que sería su última sentada en el terreno santo de Busan. Un AZE que hasta el momento no había mostrado signos de carácter ni personalidad, se jugaba el no compartir junto a Order ser los únicos equipos del internacional sin romper nexos. Sin importar el cambio de “poder latino” a poseer 2 de los inmaculados asiáticos, dado los encuentros anteriores la predicción estaba cantada, el 0-6 parecía inevitable. Para otra vez, reír para no llorar y reutilizar el meme de “LLAstima, la experiencia internacional”.

Pero algo cambió en ese último juego, puede ser fruto del desentendimiento de ambas escuadras ante un partido, que su único fin era completar calendario. Una contradicción disfrazada de epifanía encontró en AZE, su partido más proactivo y por tanto virtuoso: compitió mejor cuando ya no había nada que perder.

Una paradoja sacada del algún guion de viajes en el tiempo, le dio un toque de conformidad a otro bajo desempeño en aguas extranjeras y parecía que acortaba los años luz de distancia con los demás países del competitivo internacional. Un mapa que impregnaba un sentimiento de haber logrado, o al menos intentado, mucho más que en los 5 juegos anteriores. Mirando con perspectiva esa partida, desde las peleas en equipos hasta el Sneaky Baron, es incuestionable la diferencia de juego entre uno y los otros, una partida que sirve para romantizar el fracaso constate y viralizar el “mejor algo que nada”. Esa ultima grieta deja muchos “hubiera” sobre todo con ese lavado de cara al carácter de los jugadores. Pero en el mundo real no existe el hubiera, existe el fue. Team AZE se perfilaba como el equipo que nos llevaría a la tierra prometida, pero el reloj los despertaba del sueño que los trajo hasta aquí.

LAN es un mar de contradicciones que poco espacio deja al análisis, si es que se puede analizar la diferencia de nivel; Equipos que exigen condescendencia y apoyo ante ningún logro internacional, una afición que exige algún logro al punto de ofender y una liga que no ve el camino a tomar para mejorar el desempeño. Lo único claro es que a LAN le urge un cambio de todo: de mentalidad, de juego, de estrategia… Y el primer paso es aceptarlo.