Your browser doesn’t support HTML5 audio

Cuenta la leyenda urbana que cuando se dispara un arma, a quien impacta la bala no escucha el sonido de la misma. Supuestamente la bala viaja más rápido que el sonido y el cuerpo se pone en alerta por el dolor y obvia el ruido del disparo. Bajo esta premisa Esteban Pérez Nadal “Combo/ComboEx” ha pasado 11 años escuchando el zumbar de las balas en busca de su cabeza.

Combo tiene 11 años compitiendo de manera activa en Call Of Duty, antes de que se le diera el mote de  esports a los jueguitos ya Combo era uno de los prototipos del Atleta Electrónico. Estratega, mediático y frontal eran sus principales cualidades, que caían como anillo al dedo en una escena que empezaba a tomar forma de profesionalidad y necesitaba más allá de su talento, el show y el espectáculo.

Durante esos 11 años Combo se mantuvo en la élite siendo uno de los mejores jugadores del país. Ya de por si es complicado seguir en el camino de la grandeza, más si le sumas el hecho de que han pasado más de 7 juegos. 7 cambios y adaptaciones a los cuales pudo ajustar su juego y seguir siendo referente  “envidia de los Wangsta, respetado por los gangsters”.

Combo no sólo goza de ser uno de los mejores jugadores de República Dominicana en ese lapso de tiempo, también ha sido uno de lo activistas más importantes en la búsqueda del reconocimiento y dignidad de Latam en el universo competitivo de Call Of Duty.

Evolucionado del “jovencito con hambre de   demostración” al “ente supremo al que todos quieren vencer”, hoy con 26 años tras pasar por infinidades de organizaciones y ganando el Blink Respawn como cereza en el pastel. Combo ha decidió hacerse a un lado como jugador y explorar otras facetas, a esta altura la vida pide otras cosas y ya no hay nada que probar. Aunque no descarta seguir en la escena ahora con puesto de Staff, asegura que sus días de jugador ya pasaron.

Hoy el deporte electrónico y la escena de Call Of Duty Dominicana y Latinoamérica pierde a uno de sus mejores jugadores. 11 años de lucha, de sacrificio, de trabajo y de diversión. 11 años viviendo bajo el eco de las balas.