Your browser doesn’t support HTML5 audio

Si algún pelotero puede decir que lo ganó todo en su carrera, ese es Mleky Cabrera. En 2009, con tan solo 24 años de edad, se llevaba su anillo de campeón mundial con los Yankees de Nueva York, luego en LIDOM ha sido campeón con las Águilas Cibaeñas y también estuvo en los pasado Juegos Olímpicos Tokyo 2020. Allí ganó medalla de bronce.

Por eso ya ha decidido retirarse también de la pelota de invierno. En 2020 lo hizo de Grandes Ligas y ahora ya considera haber cumplido. “Me voy a retirar aquí cuando termine la temporada”, afirma. “Este es mi último año y me gustaría irme como campeón. Gracias a Dios todo bien. Me voy a dedicar más a mi familia. Y uno nunca sabe si me ven trabajando en algún momento con la gente de las Águilas (Cibaeñas)”.

La tertulia fue muy rápida, como en volandilla. El juego del sábado contra el Escogido era a las 2:30 de la tarde y él, como estaba en el lineup, debía alistarse. El tiempo cedido era una deferencia y había que aprovecharlo. Había que agudizar el seso para poder preguntar. Qué momentos recordaba vívidamente en su carrera.

“Un día, no recuerdo qué fecha, jugamos siete u ocho latinos. Creo que éramos todos dominicanos”, comenta el veterano. Eso fue el 27 de abril de 2014 con los Azulejos de Toronto, cuando aquella noche, frente los Medias Rojas de Boston alinearon seis dominicanos. “Éramos José Reyes, José Bautista, José Reyes, Moisés Sierra“, habla de memoria, hace un pausa, luego prosigue.

“Creo que éramos todos dominicanos. Estaba Edwin Encarnación. Creo que fue un momento muy bonito, jugar tantos dominicanos juntos. Recuerdo que en un momento entró a lanzar Esmil Rogers, así que fuimos más todavía”, destaca.

Y no le falló la memoria. Aquella noche en el Roger Centre de Toronto el lineuo era: José Reyes, ss; Melky Cabrera, lf; José Bautista, CF-RF; Edwin Encarnación, 1b; Brett Lawrie, 3b; Juan Francisco, BD; Moisés Sierra, RF; Josh Thole, C y Jonathan Diaz 2b. Rogers entró a lanzar el último inning de ese compromiso.

“No me puedo quejar de la vida”, contesta. “Me lo ha dado todo. He ganado Serie Mundial, fui a los Juegos Olímpicos. Bueno, no me puedo quejar. Eso de las Olimpíadas fue tan bonito que de verdad me gustaría repetir la experencia así fuera como coach”.

El tiempo, el implacable, dictaba su setencia, pero en esos pocos minutos había concentrada tantas cosas que pudimos disfrutar de la tertulia tanto como él. Un gracias marcó el final de la conversación.