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En su día, hace ya unos seis o siete años, fue el prospecto número 1 de la organización y todos hablaban maravillas sobre su posible impacto en los Yankees de Nueva York, dando por sentado incluso que en un corto período de tiempo sería el dueño del jardín izquierdo de los Bombarderos del Bronx.

Debió ser, de todas las maneras y por momentos dio la idea que aquella perspectiva se habría de imponer, pero a pesar de recibir una oportunidad tras otra con el primer equipo, el dominicano Estevan Florial ha quedado a deber, quizás como una de esas eternas promesas que prometen demasiado y nunca terminan de concretar el salto de calidad definitivo.

Luces y sombras

Se habló de lesiones, de una bien seria en su muñeca que pudo haber lastrado sus opciones con el elenco neoyorkino, pero así mismo, Florial se las ha arreglado para ser un verdadero castigador en Ligas Menores, vistiendo la franela de la sucursal triple A de los Yankees, Scranton/ Wilkes- Barre.

Desde su entrada al contexto beisbolero con las filiales de los Yankees allá por 2015, si bien apenas pudo disputar 57 juegos, Florial dio señales de su consistencia como bateador al promediar para 313 de average con 7 jonrones y 53 carreras impulsadas, tal como lo muestra Baseball- Reference.

A partir de aquel momento, el guion se ha mantenido, siempre mostrando dos caras totalmente diferentes, números muy buenos en Ligas Menores y un marcado desplome al momento de chocar con el ritmo vertiginoso que impone Las Mayores.

La expectativa

Previo al comienzo de la temporada en 2022, se habló mucho, se especuló incluso que podría comenzar desde abril, pero no, una vez más el criollo debió ir a Scranton y entonces esperar el llamado.

Refiere MLB.com que, en 101 encuentros, el dominicano volvió con la misma película, pues dejó guarismos para nada despreciables en triple A, 283 de average, 15 jonrones y 46 carreras impulsadas, además de 39 bases robadas. Otra vez daba la impresión de estar listo, bueno, más que listo, la debía romper de a todas y, sin embargo, Florial se volvió a caer y en 35 juegos en Las Mayores, apenas bateó para 097.

Contó el New York Post, que el mismo Brian Cashman pensó en cambiar a Florial, pero el movimiento nunca se dio, ningún equipo intento hacerse con sus servicios y casi tres meses después de terminada la reciente zafra, con los equipos pensando ya en 2023, varios rumores aseveran que los Bombarderos siguen intentado soltar al antillano en pos de lograr adquirir una pieza importante para reforzar los jardines, dígase Bryan Reynolds.

¿El chance final?

A su vez, varios entendidos creen que no, que Cashman y Boone, podrían seguir apostando por él y entonces Florial debe estar peleando junto a Oswaldo Cabrera y Aaron Hicks por hacerse con el puesto de titular en el jardín izquierdo.

Como sea, hasta este minuto, el futuro del quisqueyano sigue asociado al uniforme de telas rayas, pero sopesando las hipótesis más o menos veraces, en 2023, el jugador de 25 años debe mostrar todo su calibre en el diamante, como aquella promesa que, alguna vez a más de uno ilusionó.

Es un hecho, el futuro de Florial estará en juego y en su manos estará la posibilidad de cambiarlo, para bien o para mal, el tiempo y el terreno dirán.