Al final se cumplió, Clayton Kershaw irá al Juego de Estrellas y es que verlo allí, ante su público, ante su gente es parte misma del espectáculo, algo lógico diría, mucho más si vemos que Kershaw sigue siendo Kershaw, sólido, inmenso, sobrio en cada salida, como si los años no pasaran y en cada apertura fuera como aquel comienzo 14 años atrás…es algo impresionante ver al estelar zurdo lanzar.

Como en una saga, esta temporada es una continuación de la anterior y así, con 1,2,3,6, diez partes, de un película, la de Kershaw, de igual modo, e el presente curso, el as de los Dodgers, la cra de la franquicia, ha seguido disertando en el montículo, presentación tras presentación, con algo de épica incluso, pues en este 2022 ha debido imponerse a lesiones, problemas en el brazo, en la espalada, así y todo, Kershaw siempre termina autorelevándose.

La impronta

Desde eses siete entradas casi perfectas frente a los Mellizos d Minnesota, hasta su salida del sábado, Kershaw lo había hecho todo para estar, hace dos días contra los Cachorros de Chicago, en su última salida, la número 11 de la temporada, Clayton Kershaw lanzó 7,2 tramos con 10 ponches, cinco hits y una sola carrera, otra obra de arte, directa para el museo, una pieza de colección como las que solo él sabe crear.

Y volvemos al punto, pues todo cobra sentido otra vez, no solo la efectividad de 2,40, no, tampoco el registro de 6-2, simplemente es Clayton Kershaw en toda su dimensión, a sus 34 años en estado puro y no importaban 11 juegos, ni el poco más de 60 entradas lanzadas, no es el legado de uno de los mejores lanzadores del Big Show en este siglo, eso es lo que interesa aquí.

El don de gentes

Todos querían a Kershaw en el Juego de Estrellas y sus compañeros no quedaron atrás, de hecho, el propio Freddie Freeman se deshizo en elogios sobre el estelar, alegando que el veterano debía estar, pues ha sido un lanzador especial por 14 años.

De igual modo el primera base, rindiendo otra gran temporada como solo él puede hacerlo, 304 de average, con 11 jonrones y 54 carreras impulsadas; alegó que se sentía muy orgulloso de estar en los Dodgers y de ser compañero de Kershaw.

Kershaw es uno de esos tipos con don de gentes, todos lo quieren y admiran, hay una magia en su manera, en ese wind up tan peculiar, en su mirada, hasta en la risa y eso lo hace diferente y en el momento que suba a la lomita a lanzar durante el Juego de Estrellas, la emoción nos invadirá y solo nos restará aplaudir de nuevo y mirar como sigue esculpiendo su leyenda de una manera tan especial.