A sus 42 años, Albert Pujols demuestra que aún tiene velocidad.

La Máquina “voló” sobre las bases para anotarse un doblete en el juego de este miércoles contra los Bravos de Atlanta en el Truist Park.

La leyenda dominicana ya anunció que se retirará de los diamantes este año, pero no por ello deja de entregarse por completo sobre el terreno.

Pujols conectó un roletazo encendido sobre la tercera almohadilla ante el cual no pudo hacer nada el antesalista de Atlanta Austin Riley. La bola se abrió hacia terreno de foul y se internó en el left field, golpeando la baranda acolchada de protección. Allí la tomó el jardinero puertorriqueño Eddie Rosario, quien la devolvió con un fuerte disparo y Pujols tuvo que pisar el acelerador al cruzar desde primera para llegar a la intermedia, donde finalmente se deslizó a salvo.

Tras decretarse el safe, el camarero venezolano de los Bravos, Orlando Arcia, abrazó y bromeó con Pujols, en una clara muestra de admiración por el quisqueyano. No todos los días tienes el honor de compartir con un jugador histórico como Pujols.

 

 

 

 

Fue el segundo imparable de la noche para el dominicano, que volvió a la alineación abridora de los Cardenales. Actuando como bateador designado y sexto en el orden al bate,  finalmente se fue de 3-2 en el partido.

Para los asistentes que pagaron su boleto esa noche al Truist Park, seguro fue un placer ver en acción a un futuro miembro del Salón de los Inmortales de Cooperstown.

El juego lo ganó Atlanta 3-0 con dos cuadrangulares consecutivos de Marcel Ozuna (17) y Eddie Rosario (1) en el cierre de la quinta entrada. La otra rayita de los Bravos la anotó Austin Riley en la baja del sexto, impulsado desde segunda con doblete (15) de Travis d’Arnaud.