En tres semanas se decidió todo, los Guardianes de Cleveland ganaron 18 de los 21 juegos que efectuaron en ese tramo y con ello aseguraron el banderín de la división central de la Liga Americana por cuarta vez desde 2016.

Cuando nadie contaba con ellos y todas las miradas se enfocaban en Medias Blancas de Chicago y Mellizos de Minnesota, los dirigidos por Terry Francona sacaron la casta de aquel equipo de hace seis años y estarán en la fiesta de octubre.

La memoria

En este punto emergen con fuerza los recuerdos de aquellos siete juegos en la Serie Mundial frente a los Cachorros de Chicago, el extrainning en el séptimo partido, las miradas encontradas de Joe Maddon y Terry Francona y al momento de escribir este texto, con 90 éxitos, el equipo de Ohio quiere volver a soñar.

Y sí, allí, a orillas del lago Erie, la gente quiere volver a creer y con Francona y sus muchachos la esperanza ha vuelto a renacer para beneplácito de los amantes del béisbol que también recuerdan aquella final épica en 1997, entre los entonces Indios de Cleveland y Marlins de Miami.

El gran protagonista

En medio de la historia, quizás como una especie de catalizador de todas estas historias, la de 1997, la de 2016 y la del presente, todas esas historias tienen al dominicano José Ramírez como gran protagonista, como una especie de templario que ha puesto sobre sus espaldas el peso de la mística y la tradición de un conjunto emblemático, llevándolo a buen puerto.

Y José Ramírez no será MVP, ha rendido otro año más a la altura de un MVP, pero no lo será, el plus mediático de Aaron Judge y Shohei Ohtani lo han eclipsado, pero igual, el gran mérito del quisqueyano ha estado o puede estar en ser el guía indiscutible de su equipo.

Números y más

En este minuto los números del criollo lo dicen todo, 275 de average, con 29 jonrones y 122 carreras impulsadas, además de 20 bases robadas y un OPS de 862…se trata del gran referente de los Guardianes y quizás del tercero en la votación para elegir al Jugador Más Valioso en el joven circuito.

Lo mejor de seguro está por venir y en la postemporada, ya como todo un consagrado José Ramírez seguirá marcando la diferencia y sumando a la causa de Cleveland y en la ciudad, tal vez deberían ir pensando en hacerle un monumento, allí junto al Salón de la Fama del Rock and Roll.