Que el pelotero de los Bravos de Atlanta, Ronald Acuña Jr., es uno de los mejores jugadores del momento es una verdad absoluta, así como también lo es el hecho de que le encantan los populares “perreos”. Él es un pelotero que disfruta el béisbol a su manera y que vive cada acción al máximo, pero que a decir verdad a veces parece excederse, lo que le ha ganado unos cuantos problemas con adversarios a los que no les hacen gracia sus actitudes.

Algo relacionado a esto ocurrió el martes cuando sus Braves, actuales campeones de la MLB, se enfrentaron a los Cascabeles de Arizona en un duelo en el que por cierto, acabaron cayendo en entradas extras por pizarra de 8×7.

Detalles del incidente

Alineado como primero en el orden de la escuadra que dirige Brian Snitker, Acuña Jr. fue ponchado abriendo el juego por el serpentinero mexicano Humberto Castellanos. No obstante, en su segundo turno durante la tercera entrada logró responder con doblete impulsor de una rayita.

Al momento del batazo, El Abusador tiró su madero en señal de alegría, pero también podría interpretarse como un gesto de soberbia. Esto parece haber dejado molesta a la batería de los D-backs.

Por esa razón, cuando 2 innings más tarde le volvió a llegar el turno al oriundo de La Guaira, no dudaron en reunirse pitcher y catcher sobre el montículo para acto seguido golpearle deliberadamente. Sí, se pusieron de acuerdo para darle una reprimenda.

Esto hizo que Ronald se molestara con ambos y que tuviera una discusión acalorada con ellos que por poco no pasó a mayores. Al hombre de Atlanta no le hizo demasiado daño la bola gracias a la protección que usa en el codo, pero ni así dejó pasar por alto la situación, así como tampoco logró evitar mostrar su frustración.

¿Está bien lo que ocurrió?

Una vez más las famosas reglas no escritas del béisbol vuelven a hacer acto de presencia. Unos estarán de acuerdo y otros no, pero lo cierto es que este tipo de inconvenientes seguirán existiendo mientras existan los puristas del béisbol.

Como dato curioso, está el hecho de que cuando a Humberto Castellanos le tocó bajar de la lomita y cederle su lugar a un sustituto del bullpen, su mánager Torey Lovullo le indicó que saliera por otro lugar del terreno al habitual, para que no tuviera que pasar cerca de Acuña Jr. quien corría en la tercera base. Una clara muestra de que lo que había ocurrido fue totalmente premeditado.