El béisbol es un deporte que siempre viene cargado de emociones, y el día final de la temporada y su carrera como profesional, Stephen Vogt ha sido el principal testigo.

No era sorpresa que este sería el último partido de la carrera de Vogt, ya que lo había anunciado con antelación, pero sí lo fue el memorable tributo que se le estuvo rindiendo previo al inicio del juego y los emotivos momentos que vivió durante el mismo.

Y es que la mágica tarde de Vogt, iniciaba con sus hijos, Payton, Clarke y Bennet junto a su esposa Alyssa dentro del terreno de juego compartiendo con él y los demás jugadores de los Atléticos.

Entre sonrisas la familia Vogt disfrutaba con los demás jugadores de Okland en las rutinas pre-partido.

La felicidad que transmitía Vogt y sus pequeños era palpable ante los ojos de miles de asistentes al RingCentral Coliseo, casa de los Atléticos de Oakland.

La ceremonia continuó con el propio Vogt, quien junto al segunda base Tony Kemp, eran reconocidos con el premio al servicio de la comunidad Dave Stewart. Como bien lo indica su nombre, este es un premio que se entrega anualmente a un jugador de la franquicia de los Atléticos por sus contribuciones caritativas en el norte de California y todo el país.

Esta es la tercera ocasión que Vogt gana este reconocimiento, ya que recibió tal distinción en los años 2015 y 2016.

Stephen y Alyssa Vogh son padrinos del School of Imagination en Dublin, California, una escuela que ofrece servicios y sistemas de apoyo a niños con necesidades especiales, discapacidades y trastornos del desarrollo como el autismo.

La ceremonia de inicio de partido concluía con Payton y Bennet, llamados al montículo para realizar el lanzamiento de la primera bola de honor. ¡Qué momento para Vogt!

Los momentos especiales apenas iniciaban. En el cierre de la segunda entrada y Stephen Vogt por batear, recibiría el llamado a la caja de bateo más especial de su carrera, y es que sus hijos, Payton, Connor y Clarke, serían quienes tomarían el micrófono para anunciar sería su padre que tomaría el turno.

“Ahora batea, nuestro padre, número 21, Stephen Vogt” fueron las palabras de los pequeños, mientras Vogt se dirigía con una sonrisa y recibía una ovación de todos los presentes.

La magia no cesaba, y en el séptimo episodio; y su último turno en su carrera profesional, Vogt conectaría cuadrangular solitario para ampliar la ventaja 2-0 sobre Los Angelinos.

No había otra mejor forma de despedirse.

Stephen Vogt, fue seleccionado en la ronda doce del draft del 2007 por los Rays de Tampa Bay, cuando ya tenía 23 años. Permaneció 6 años en el sistema de fincas de los Rays y fue nombrado jugador del año de la franquicia en la temporada del 2011.

Finalmente, el 6 de abril del 2012 (ya con 27 años) respondió al llamado del equipo grande. El equipo que lo había seleccionado y desarrollado le daba la oportunidad de ser el receptor back-up del equipo y permanecería allí hasta el final de su primera y última temporada con los Rays.

Posterior a esto, vistió otros cinco uniformes (Brewers, Giants, Dbacks, Giants y Atletics). Bueno, siete si contamos los de los Juego de Estrellas, ya que fue seleccionado para el clásico de verano en las temporadas del 2015 y 2016, durante su primera estadía con los Atléticos de Oakland.

Afortunadamente, Vogt tiene la vista puesta en convertirse en dirigente y no pasará mucho tiempo antes de que vuelva al campo.

Esta temporada, el salario de Vogt fue de 850 mil dólares, pero lo vivido en la tarde de hoy tiene un valor muchísimo mayor a eso. Son recuerdos que quedarán plasmados por siempre en su memoria y la de su familia.