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Desde ya se puede palpar el halo dramático y en perspectiva la idea que se impone es que será como en los viejos tiempos, esos tiempos quizás mejores, otros tiempos, no muy lejanos, aquellos donde Gigantes de San Francisco y Dodgers de los Ángeles dejaban la vida en cada partido…

Kershaw vs Bumgarner, se puede leer como si fuese un cartel de una película del oeste y en pocas horas allá en California, como si de un nuevo capítulo de una saga cinematográfica se tratase, Clayton Kershaw y Madison Bumgarner se volverán a ver a las caras en un partido de Grandes Ligas.

El morbo está; Bumgarner tiene un nuevo equipo, juega en Arizona, viste la franela de los Diamondbacks, pero de igual modo, la rivalidad con Kershaw sigue vigente y siempre es un lujo ser testigos de este duelo de ases.

Kershaw

Pero hoy, como tantas veces, centrémonos en Clayton Kershaw, ese que una y otra vez parece imponerse a los embates del tiempo y sentado allí, en una esquina del banco de primera base o parado en el montículo del Dodger Stadium, como si fuera Dios; el cabello largo, la barba tupida, la mirada limpia, de esta manera nos dice que su historia no ha acabado.

El tiempo ha corrido, han pasado quince años desde aquel debut en 2008, tiene 35, tres premios Cy Young, el récord de ponches en los Dodgers y 197 victorias, pero, así y todo, él sigue ahí, persistiendo, buscando en todo momento, dar su mejor versión.

La estela

Las lesiones lo han lastrado en las últimas campañas, sin embargo, el veterano se las ha arreglado para reinventarse y en 2022 por ejemplo, tras varias pausas por problemas de salud, acabó regresando y cerró un año encomiable; 126,1 tramos de labor, un récord de 12-3 y una efectividad de 2,28, siendo elegido para el Juego de Estrellas.

Uno lo mira y es como un viejo guerrero, de esos que nunca se cansan de dar pelea y tienen la motivación necesaria para volver siempre al campo de batalla.

Ese es el Clayton Kershaw que saldrá hoy ante su gente allá en Los Ángeles, buscando reescribir su inmenso legado.Todos lo ovacionarán y de seguro los dioses del béisbol se encargarán de que esta sea la mejor de las noches.