En el día de ayer los Marineros de Seattle derrotaron por pizarra de 4×0 a los Azulejos de Toronto en lo que fue el primer duelo al mejor de 3 en una de las llaves de las Series de Comodín de la Liga Americana. Con una actuación soberbia del abridor dominicano Luis Castillo la escuadra visitante aprovechó una dubitativa primera entrada de Alek Manoah para picar adelante. A partir de ahí, no cedieron jamás la ventaja.

Con Julio Rodríguez embasado por desbol, los Mariners abrieron una tanda que rápidamente daría sus frutos. Luego de un out, Eugenio Suárez impulsó hasta la registradora a su compañero quisqueyano para inaugurar la pizarra y más tarde, Cal Raleigh pegó jonrón para poner 3×0 el marcador. Así comenzó su presentación en la postemporada la tropa de The M’s. ¡Mejor imposible!

Gracias a la tremenda salida de La Piedra y el ajuste del abridor local, el electrónico se quedó congelado hasta el inning 5, mismo en el que a través de una jugada de selección ocurrida luego de un batazo del mismo Suárez, J-Rod volviera a pisar la goma. 4×0 ya ganaba Seattle.

El asombro de la noche

Ante todo esto, la ofensiva de los Blue Jays no reaccionaba. 7.1 capítulos en blanco los propinó Castillo hasta cederle el testigo al relevista mexicano Andrés Muñoz, quien mantuvo la misma dinámica. No obstante, el momento más asombroso de la noche llegó cuando a este le tocó retar con sus envíos al peligroso Vladimir Guerrero Jr.

Con solo el primer lanzamiento contra Vladdy Jr., el oriundo de Los Mochis dejó atónitos a todos los presentes. A 103 MPH pasó sobre el home su poderosa recta de 4 costuras, una velocidad pocas veces vista en un terreno de béisbol. Tanto fue el asombro que produjo que incluso la cara del propio bateador era un poema.

Guerrero Jr. no parecía intimidado, pero sí que dijo algo entre dientes al ver semejante pitcheo. No se alcanza en el audiovisual a descifrar lo que dijo, pero seguramente era en referencia al poderoso envío. Incluso, pasó unos segundos mirando fijamente a Muñoz como quien mira a un enemigo.

Sin dudas, un duelo épico que al final se llevó el serpentinero diestro tras dominar al isleño con un rodado por el campocorto.