Don José Antonio Valdez Ramírez nunca había visto a su hijo lanzar personalmente en las Grandes Ligas. Cada vez que Frámber sube al montículo, José de arrebuja en su poltrona y disfruta -o sufre- cada actuación de su muchacho, pero en esta ocasión la cosa era diferente.

Frámber fue el abridor del segundo juego de la Serie Mundial y José quería verlo lanzar en persona. Pero el miedo a los aviones de don José es muy grande. ¿Qué pasó entonces?

Es más, para ser más exactos, José Antonio nunca había estado presente, en vivo, en un juego de Grandes Ligas. ¡Jamás!

Pero le llegó el momento de hacerlo, de ver en persona su primer juego de Grandes Ligas, y no pudo ser mejor. Orgullo total. Y no es para menos.

“Estoy muy agradecido”, dijo el padre del zurdo de los Astros, al periodista Brian McTaggart de mlb.com. “Estoy muy feliz, feliz, feliz de lo que ha podido lograr y orgulloso de él por todo lo que ha hecho y por estar aquí en la Serie Mundial”.

Valdez Ramírez se llenó de valor, hizo lo que tenía que hacer, y se fue hasta Houston a ver a su muchacho soltar esas curvas enrevesadas. Su hijo respondió con una sálida de 6.1 entradas de labor, nueve ponches y sólo una carrera permitida.

“Se siente realmente bien estar aquí en la Serie Mundial teniendo este tipo de salida”, dijo Framber Valdez.

Y se siente mejor si la familia está presente y observa como el zurdo derribaba a cada uno de los adversarios que lo enfrentaban, aunque Framber no pudo ubicar dónde estaban sus padres ubicados.

“Había mucha gente allí, así que realmente no los vi”, dijo Valdez. “Estaba saludando a la multitud a ciegas. Ojalá lo hayan visto. Pero se sintió bien saber que ambos estaban allí para poder ver este juego”.

El dominicano lanzó como todo un as

Valdez se pone al lado de Pedro Martínez como el lanzador dominicano con más victorias en la postemporada con seis. ¡Una pelusa!

Ahora, y es bueno aclarar algo, Santa Delfina Pinales de Valdez sí ha visto personalmente a su hijo lanzar. Pero no así don José quien se erizó, se le puso la piel de gallina, cuando vio a un montón de gente vistiendo la camiseta número 59, la misma que usa su hijo cuando se encarama en la lomita.

“ Me siento muy orgulloso de tener a mi padre aquí, hasta el punto de que al principio no quería venir porque tenía miedo de volar”, dijo Valdez.

“Mi mamá, eso es otra cosa. Es su segundo año aquí” explicó el serpentinero. “A ella no le importa volar. Pero, sí, tener a mi papá aquí me da un poco de fuerza extra, y especialmente él está acostumbrado a verme lanzar en la televisión, y ver a peloteros como [José] Altuve, [Alex] Bregman, [Jeremy] Peña en la televisión. Ahora puede verlos en persona. Significa mucho para mí”.

Y para sus padres también.

Estar allí y ver como Frámber se consolida como uno de los mejores lanzadores del beisbol es motivo de orgullo y también una razón de peso para vencer cualquier fobia, sobre todo la de no querer montarse en un avión.