Uno mira a la figura de Luis Felipe Castillo, así, como lució en los Juegos Olímpicos con el elenco dominicano que se llevó el bronce en el béisbol, uno lo ve así, dominante, sólido, sin nervios, muy centrado en su trabajo, con un control exquisito y una combinación letal de bola rápida con rompientes y piensa que ha estado lanzando toda la vida pero solo tiene 27 años.

Y hablamos de un hombre con cierta experiencia, con éxito en su carrera de más de diez años, lanzando en la pelota invernal de República Dominicana y en el sistema de Ligas Menores de los Arizona Diamombacks, pero nunca ha pisado un diamante en Grandes Ligas.

El dominicano fue cambiado en la última temporada baja a los Tigres de Detroit y estuvo todo el año, en su oncena temporada, lanzando en la sucursal triple A de su nuevo equipo, pero hace solo unas horas, una llamada, rompió el hilo que debía seguir el guión del quisqueyano este verano…

El contexto

Los Tigres de Detroit no tienen mucho que contar este año en Grandes Ligas, cuatro meses atrás, en abril, antes de empezar la temporada, parecía que el elenco de Míchigan escribiría una bonita historia en Las Mayores pero no, quizás el buen pitcheo del talentoso Tarik Skubal y los instantes memorables de Miguel Cabrera, sean las buenas noticias de esta legendaria franquicia en 2022.

A la desilusión que ha representado Javier Báez, se la ha de sumar el pobre bateo de manera general y el sutil aporte de hombres como Michael Pineda y Eduardo Rodríguez, llamados a asumir jalones por su veteranía dentro de la escuadra felina.

Hasta el gerente Al Avila se dispuso a escuchar opciones por sus principales piezas incluyendo a Skubal y ello dio la medida de lo decepcionante de la campaña y además era la perspectiva exacta de que el proyecto debía esperar.

El elemento catalizador

En un contexto así, con los Tigres siendo últimos en su división, registrando marca de 43-66 al momento de escribir este texto, en un contexto así, al manager AJ Hinch solo le podría quedar buscar y probar opciones de cara a 2023.

Otra vez, en este punto, aparece la figura de Luis Felipe Castillo y retomamos el momento de la llamada, esos segundos donde le comunicaban que Hinch lo quería en el equipo grande e iría a Grandes Ligas.

Castillo no podía atinar, habló de modo escueto y el intérprete Carlos Guillén, solo podía aludir a breves frases, tal como lo cuenta el Detroit News.

El caribeño se sentía feliz, pues once años después, luego de un largo viaje, de pasar por todos los niveles, de probar el talento, de confiar y desconfiar, de querer renunciar, luego de imponerse a esto, con más de 500 entradas en Ligas Menores, Luis Felipe Castillo tendrá su gran reto, lanzar en Grandes Ligas.

Más que números

Sus números lo avalaban, marca de 4-1, efectividad de 1,42 y  35 ponches con 10 bases por bolas en casi 38 tramos de labor y eso, sumado a su estilo de lanzar, con un ángulo de salida a tres cuartos, eso impresionó a AJ Hinch y le dio la oportunidad.

El sacrificio, como siempre valió la pena, la distancia de la familia, el entrenamiento extenuante, la incomprensión de muchos, la desidia; Luis Felipe se repuso ante esto y siempre miró hacia adelante, hoy, tiene su gran oportunidad, el momento que siempre sonó y será hermoso.