Todo terminó en una curva cualquiera de una carretera cualquiera y fue el 25 de octubre de 2014, pero también fue un día cualquiera, a una hora cualquiera, como fuera, Oscar Taveras vivía su día como un día normal, manejaba su auto junto a su novia y en fracciones de segundos, un leve timonazo puso fin a todo.
La juventud, la ilusión, los sueños, la gloria, la adrenalina y el alcohol, una combinación única y fatal…
Así, de un modo bien efímero, acabo la vida de uno de los mejores prospectos dominicanos en este siglo y fue una vida corta, muy corta, solo 22 años, pero cargada de éxitos y Taveras la vivió al máximo, quizás consciente de que el final estaba cerca.
El contexto
El quisqueyano había comenzado ese año 2014 como el segundo mejor prospecto de todas las Grandes Ligas y el primero dentro de los Cardenales de San Luis y su ascenso hacia Las Mayores en esa temporada fue fulgurante.
Comparado con Vladimir Guerrero, por esa consistencia en el home plate, por los contactos sólidos incluso fuera de la zona de strike y por tener un excelente brazo que lo hacía competir en todas las posiciones en los jardines; Oscar Taveras deslumbró a todos y su mensaje final agradeciendo a los fanáticos en Bush Stadium es la mejor manera de resumir esa química que se creó alrededor de su figura.
El Fenómeno
Conocido como El Fenómeno, Taveras descolló desde temprano por sus dotes ofensivas y en 2011, con 386 de average se llevó la corona en la Liga del Medio Oeste, para repetir en 2012, en esa ocasión en la fuerte Liga de Texas.
Por esos azares del destino, Taveras comenzó en Grandes Ligas enfrentando a los Gigantes de Francisco y también terminó contra el elenco de la Bahía y en ambas oportunidades como sentando una huella imborrable, se saldó con cuadrangulares su presencia en el diamante.
Los Cardenales lo habían firmado en 2008, después de que Taveras se trasladara a Canadá con su familia y su irrupción con los pájaros rojos fue total, una verdadera mole que impresionaba a todos por su poder y destrezas con el bate y el guante.
En 2012, después de ganar su segunda corona de bateo en ligas Menores, ya vistiendo la franela de Memphis Redbirds, la sucursal triple A de los Cardenales de San Luis; Taveras jugó 39 partidos en la Liga Invernal Dominicana, vistiendo el uniforme de las Águilas Cibaeñas y quedando como el Novato del Año, compilando 317 de average, con5 jonrones y 17 impulsadas.
Momento único
La tarde del sábado 31 de mayo, en abarrotado Busch Stadium, Taveras consumió de manera oficial su primer turno en Grandes Ligas, fallando en un elevado a los jardines en su primera comparecencia, pero en su segunda oportunidad la mandó a volar más allá de las cercas, a 418 pies.
El criollo terminaría la campaña regular disputando 80 juegos y con average de 239, además de 3 jonrones y 22 carreras impulsadas; sin embargo, en postemporada se prendió bateando por encima de 400 y conectando aquel batazo memorable ante los Gigantes de San Francisco en la Serie de Campeonato, en el único partido ganado por los pájaros rojos en ese cotejo.
La mejor manera de despedirse, como un grande y hoy le rendimos tributo, ocho años después de su partida, ese día de octubre en una curva cualquiera, de una carretera cualquiera cerca de Puerto Plata