Si algo parece incomodar a los lanzadores abridores, eso son los actos ceremoniales que se realizan previo al inicio de un encuentro. Pitchear es para quienes ejercen esa labor algo sagrado, casi un ritual, por lo que cualquier alteración en el mismo puede hacerlos perder la calma y desestabilizarlos hasta el punto de que sus actuaciones se conviertan en un verdadero desastre.

En el Opening Day 2022, por ejemplo, el as de los Yankees de Nueva York, Gerrit Cole, alegó que su mal rendimiento sobre el montículo se debió a la extensión imprevista del evento que se llevó a cabo antes de que él midiera su brazo con los bateadores de los Medias Rojas de Boston.

Sin embargo, un colega suyo no permitió que eso ocurriera. Estamos hablando de Max Scherzer, hombre de los Mets de Nueva York que logró imponer su voluntad ayer, en los momentos previos al comienzo del duelo entre los suyos y los Cardenales de San Luis. Tal parece que le funcionó porque al final la victoria fue para los metropolitanos por pizarra de 11×4.

No los dejó

Aunque fue una situación bastante embarazosa, el 3 veces ganador del premio Cy Young impidió (no sabemos si de manera intencional) que el fanático que estaba pautado para lanzar la primera bola del cotejo cumpliera con su cometido.

Simplemente no bajó desde el centro de diamante y no cedió su lugar, por lo que el chico no tuvo más remedio que devolverse por donde vino.

Rompió el protocolo

Con ese pitcheo de apertura se iban a conmemorar los 150 años de la introducción del béisbol de los Estados Unidos en Japón y también la Noche de la Herencia Japonesa. Pero no se pudo. Mad Max, fiel a su estilo serio y comedido continuó su calentamiento sin observar lo que ocurría a su alrededor.

Al final, las cosas le salieron como él seguramente esperaba. Alcanzó su quinta alegría del año con una actuación de 5.2 entradas, 4 ponches y solo 2 carreras en contra.