El pitcher quisqueyano de los Yankees de Nueva York, Luis Severino, demostró entre los años 2017 y 2018 que era de lo mejor que podía ofrecer Latinoamérica en materia de lanzadores. Por aquel entonces la salud estuvo de su parte y dejó sobre la lomita actuaciones que le valieron el respeto y un lugar en el panorama beisbolístico mundial.

En ese periodo puso registro de 33 victorias y 14 derrotas con efectividad de 3.18, además de 450 ponches en un total de 63 salidas, todas como abridor, y 384.2 entradas de labor. En 2017 ocupó el puesto 3 en la votación al premio Cy Young y en 2018 el 9, todo apuntaba a que lo mejor para él estaba por venir.

No obstante, llegaron las lesiones y su carrera se desplomó. Una lesión de hombro lo aisló en marzo de 2019 y tras casi 200 días alejado de los terrenos tuvo que someterse a una cirugía Tommy John que lo dejó sin actividad todo el 2020 y prácticamente todo el 2021, año en el que solo pudo hacer 4 apariciones como relevista y cubrir apenas 6 innings.

Aun así, llegó al presente ciclo con la gran ilusión de poder recuperar el tiempo perdido y volver a ser el que era, y a pesar de que en las primeras de cambio las cosas no han sido sencillas, hay algo que nadie puede negar de él: su compromiso y entrega.

Está batallando

Si miramos sus números nos daremos cuenta de que con todo y que registra 2 triunfos y ningún revés, su efectividad ha sido un poco alta: 4.08. Sin embargo, si analizamos su primera victoria de la zafra, el 14 de abril contra los Azulejos de Toronto, podemos notar con facilidad que estamos ante un Sevy muy emotivo. Esos 6 ponches que tiró en 5 episodios los gozó como nadie. De verdad estaba disfrutando de su trabajo.

Su último chocolate, propinado a Vladimir Guerrero Jr., fue la prueba inequívoca de que todavía el oriundo de Sabana de la Mar no ha perdido el hambre de gloria.

Con mucho carácter

Avanzando en el tiempo, podremos encontrarnos con su apertura del 10 de mayo, en la cual la situación no fue demasiado bien para él, pero eso no fue impedimento para que con bastante aplomo el hombre de 28 años le pidiera a su mánager, Aaron Boone, que le dejara continuar cuando apenas era el segundo tramo y todo parecía cuesta arriba. Gracias a esa actitud su salida acabó como dijimos y no mucho antes

Ese día en 4.2 capítulos recibió 3 rayitas y 5 imparables de los cuales 1 fue jonrón, por lo cual acabó con decisión, sí, pero con la frente en alto luego de haber mostrado amor y devoción hacia sí mismo y hacia la franquicia a la que representa.