El tercera base dominicano José Ramírez es uno de los peloteros con mejor presente y pasado reciente en las Grandes Ligas. Desde hace varios años ha estado ganando galardones individuales, ha peleado algunas veces por el premio MVP y ha recibido cientos de elogios por sus grandes actuaciones, sobre todo con el madero.

Sus números lo corroboran como uno de los jugadores activos con más capacidades y herramientas a la hora de saltar al terreno y la temporada 2022 solo está siendo una confirmación de ello.

En poco más de 9 años en Las Mayores su excelente línea ofensiva de .280/.356/.506, con 170 jonrones, 252 dobletes, 568 carreras impulsadas y 620 anotadas dan fe de un hombre al que seguramente le queda mucho por dar si se toma en cuenta que apenas tiene encima 29 primaveras.

Por esa razón, no es de extrañar que antes de culminar su contrato con los Indios de Cleveland (hoy llamados Guardianes), la franquicia decidiera ejercer la cláusula de extensión que figuraba en dicho acuerdo. Esto trajo como resultado un nuevo convenio por 5 años de duración y 124 millones de dólares que lo mantendrá dentro de la organización al menos hasta el 2028.

Pero, ¿Fue justo el pacto? ¿Pudo haber obtenido mejores dividendos en otro lugar? Tal parece que sí, según la propia opinión del atleta.

Afirma que perdió dinero

Según palabras del propio José Ramírez, él está consciente de que quedarse en el equipo de sus amores tuvo una consecuencial salarial:

“Llegué a un punto donde tenía la opción de ser cambiado o firmar la extensión. Finalmente decidí quedarme en Cleveland, a pesar de que yo estoy consciente de que mi valor es mayor que lo que me ofrecieron. Quiero terminar mi carrera en Cleveland”.

En sus declaraciones se puede notar cómo el corazón a veces puede ganarle a la razón. Enriquito sabe que quizás yéndose a un nuevo club podía salir mejor parado desde el punto de vista económico, pero decidió continuar en el estado de Ohio.

Gran esfuerzo

A pesar de que es poco para una estrella de la envergadura del nacido en Baní, el esfuerzo que hicieron los Guardianes de Cleveland fue colosal. La extensión del antesalista quisqueyano representa la cifra más alta en la historia del conjunto, algo que seguramente también valoró mucho el toletero que lleva sobre su espalda el dorsal número 11.