En sus manos el bate parece un lápiz o una pluma, algo bien pequeño en proporción con semejante figura y esos swings como si de un samurai con su sable se tratara, cortan el aire con fuerza atronadora y tal parece que siempre la va a mandar más allá de las cercas pero no, Joey Gallo tiene una de las tasas de ponche, más altas de la liga.

Y están sus jonrones, esos batazos kilométricos que parece no van caer nunca y pudiera haber un pacto incluso con la banda derecha del Yankee Stadium y Gallo las pierde, pero está la idea que podían ser más, muchos más y entonces, quizás las cosas hubieran cambiado.

Solo ecos

Hoy, al momento de escribir esta nota, la figura de Gallo se roba el show en el universo mediático de los Yankees de Nueva York; no hay jonrones, ni boletos, solo ponches, muchos ponches y un anémico promedio de casi 100 de average.

Muchos claman por un cambio y por ahora el manager Aaron Boone, decidió sentarlo, como una posible solución pero igual, Gallo no encuentra el rumbo y se habla hasta de conversaciones entre Yankees y Padres de San Diego para llegar a un trato.

Ni su tabla de salvación

Para colmo si de algo vivía Gallo era de su fama como buen defensor y era un aditivo a su marca como jugador, incluso hace unos días, recibió su guante de oro en el Yankee Stadium y fue bonito, el momento ilusionó pero hasta ahí.

Y la muestra para analizar su desempeño a la defensa es corta, hablamos de unos setenta juegos con el uniforme a rayas de los Mulos y hay jugadas de excelencia; contra las Rays a finales de la temporada pasada, hasta el mismo Josh Donaldson fue víctima de un extraordinario fildeo, también está su brazo, potente y certero, pero otra vez hasta ahí.

No dan las cuentas

Hasta hoy, es casi un grito a vox populi que a Gallo no le alcanza su labor en el campo para justificar su salario.

Para tener una idea y de acuerdo con Statcast, de estar en un rango de las 38 carreras defensivas salvadas y los 9 outs por encima del promedio, hablamos de cifras de élite para un jardinero, Gallo ha descendido hasta las -2 outs por encima del promedio y hasta solo dos carreras salvadas.

Sin dudas un descenso marcado y en su mayoría, números obtenidos jugando sobre todo el jardín izquierdo con los Mulos.

Nadie duda de la calidad de Gallo como jardinero pero los números dicen otra cosa.

El panorama es complicado para el jugador y Boone por ahora se va acomodando a la idea de tener en las praderas a Giancarlo Stanton, Aaron Hicks y Aaron Judge.