Joey Gallo debió ser un jugador de 40 o más jonrones y casi 100 impulsadas, lo era, vivía su mejor momento con Texas y esos batazos descomunales en Arlington impresionaron a todos y Brian Cashman pensó, como pensaron muchos, que el Yankee Stadium sería una especie de santuario hecho a la medida de Gallo, el lugar donde el jardinero inmortalizaría su nombre, pero no.

Debía ser un hombre de 40 jonrones o más, pero terminó siendo un jugador mediocre, bien mediocre, con casi 200 ponches y bateando menos de 200 de average; un verdadero fiasco, para la mayoría de los entendidos el fracaso mas grande en la historia de los Yankees de Nueva York, ello por la ilusión que generó en su momento.

Tiempo y espacio

Gallo le había comentado The Athletic que la presión y las críticas de los fanáticos lo habían chocado, lo hacían sentir mal y tal vez por eso su optimismo por un nuevo comienzo, tras llegar a Los Ángeles, tal como contó el New York Post y Los Ángeles Times.

Nunca se encontró y el propio Aaron Boone le confesó al Post que tanto los problemas físicos como los mentales dieron al traste con el resultado, pues para nadie es un secreto que la concentración y el enfoque son pilare básicos a la hora de ejecutar cualquier mecánica y Joey Gallo se veía así, perdido, desajustado, con esos swings enormes que atemorizaban a todos y a la vez lo hacían parecer ridículos.

Más que números

En 140 juegos con los Yankees de Nueva York, Gallo sumó 501 apariciones en el plato para legar un average de 159, con 25 jonrones y 194 ponches, además de un OPS de 660; guarismos estos más propios de un jugador de Ligas Menores que de un yankee y eso hasta el mismo Gallo lo sabe, por eso terminó pidiendo, clamando casi su salida de los Mulos.

Unos pensaron que el mejor movimiento posible era llevarlo a un equipo menor, no a los Dodgers de los Ángeles, ahora mismo el mejor equipo de la Liga Nacional y uno de los grandes contendientes año tras año; pero Cashman lo envió allí, a cambio de Clayton Beeter, el prospecto número 15 de la franquicia californiana según MLB Pipeline.

El enfoque

El gerente general también le contó al Post que, si bien Gallo nunca funcionó, reconoce que nunca dejó de intentarlo, siempre trabajó y se preocupó en mejorar y eso da la medida de lo buen profesional que es Joey Gallo.

Como sea Gallo deberá comenzar de nuevo y no será nada fácil, tendrá que luchar un puesto con Cody Bellinger y también deberá ganarse el corazón de la exigente fanaticada de los Dodgers; pudiera ser, su historia en Nueva York quedó atrás y todos, incluso Gallo, todos prefieren pensar que fue la decisión menos acertada en el mejor momento.

La cuestión es simple, pasar la pagina y mirara adelante, todavía hay tiempo de hacerlo mejor y entonces desechar de a poco el estigma de ser el fracaso más grande en la historia de los Yankees de Nueva York.