La carrera de Albert Pujols oficialmente llegó a su fin. Después de 22 años de exitosa trayectoria el hombre insignia de los Cardenales de San Luis dijo adiós al béisbol de las Grandes Ligas, dejando detrás de sí un legado que difícilmente será igualado por otro jugador. Sin embargo, todavía quedan asuntos pendientes que giran en torno a su persona como, por ejemplo, la posibilidad de que se adjudique el Bate de Plata como mejor bateador designado de la Liga Nacional.

Asimismo, existe otra circunstancia que está o, mejor dicho, estaba pendiente, y que tiene que ver con una reliquia a la cual estará vinculado de por vida. Se trata de la pelota que bateó para lograr el jonrón 700 en la Gran Carpa, misma que fue atrapada por el fanático Malowe Leal en el Dodger Stadium y que fue subastada por la reconocida empresa Golden Auctions.

Una total injusticia

Tratándose de la esférica que protagonizó un momento que solo se había vivido 3 veces en toda la historia del juego gracias al talento de jugadores como Hank Aaron, Barry Bonds y Babe Ruth, la gran mayoría de fanáticos y amantes del rey de los deportes pensaban que el artilugio sería vendido en una cifra exorbitante de 7 dígitos.

Sin embargo, esto no ocurrió y tras el final de la oferta, la misma se quedó en apenas 360 mil dólares, lo que, si bien es un monto alto, no se ubica siquiera cerca de los 2.1 millones que costó la bola del bambinazo número 70 de Mark McGwire en la campaña de 1998.

De hecho, el valor de la protagonista del vuelacerca 700 del Tío Albert no llegó siquiera a la mitad de lo que costó la pelota del cuadrangular 700 de Barry Bonds, la cual ascendió a un precio de 800 mil dólares. Ante esto, solo queda preguntarse una cosa: ¿Por qué?

Muchas facilidades

Quizás una de las cuestiones que jugó en contra del implemento golpeado por La Máquina es la sencillez con que llegó al mercado. Ni bien había transcurrido un mes desde que el majestuoso momento tuvo lugar cuando ya la reliquia estaba en venta; eso probablemente afectó.

Los objetos deportivos que constituyen piezas de colección cobran más valor a medida que el tiempo avanza, y tal parece que esta pelota no se dejó madurar, sino que se lanzó ‘verde’ a una subasta en la cual no obtuvo los resultados esperados por la mayoría.

Si será o no subastada una vez más en el futuro es difícil de saber, pero lo que nos queda claro es que quien sea que la haya comprado (hasta ahora es un anónimo) lo hizo por un precio muchísimo más bajo de lo que hubiera podido imaginar.