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Chase Dollander es su nombre y quizás de cierta manera, pudo ser por un momento una especie de alter ego de alguno de aquellos plantadores sureños que cultivaron el algodón y que allí en el inmenso estado de Georgia escribieron buena parte de la historia moderna de Estados Unidos.

Pudo ser, Dollander había nacido en Evans, una especie de suburbio del condado de Augusta, también ubicado en Georgia; pudo ser y quizás lo pensó, como pudo pensar en ser leñador o hasta dedicarse a la caza, pero no desde pequeño lo apasionó el béisbol.

La decisión de Chase

Su físico lo acompañaba, tenía el tamaño y el somatotipo clásico de los habitantes de esa región y así fornido y medio tosco se adentró de lleno en la práctica de este deporte desde sus años en la secundaria, tal como reseña La crónica de Augusta, uno de los diarios de mayor impacto en el condado y un poco más allá.

Descolló por su velocidad, tenía el talento para brillar, pero la bola rápida de Dollander era lo que acaparaba los reflectores de fanáticos y especialistas, así se abrió paso y en este sentido Baseball America resalta su temporada de 2018, cuando dejó forja de 5-3 con una efectividad de 2,36.

La huella de Dollander

Eso fue la antesala de lo que vendría después en su primer año en la Universidad de Georgia, cuando dejó forja de 4-3, con un promedio de limpias de 4,04 en 49 tramos de labor.

A su vez, refiere Baseball Reference que Chase mostró un whip de  1,57 y además ponchó a 64 rivales, marcando así su debut a este nivel.

Esto ocurría en 2021 y al año siguiente, luego de cambiarse a la Universidad de Tennessee, Dollander eclosionó  con todo su poder en la primera división de la NCAA; dejando marca de 10-0, con 108 ponches en  79 entradas lanzadas, así como una efectividad de 2,39 y un escueto whip de 0,79.

El gran salto

De esta manera llegaba su consagración como prospecto de élite y el empeño puesto en función de forjarse un futuro como pitcher en Grandes Ligas, empezaba a rendir frutos.

Así llegamos a 2023, con Chase Dollander siendo el prospecto número 2 del Draft, de acuerdo con MLB Pipeline y justamente, al momento de escribir este texto, la mayoría de entendidos da por sentado que tras el arranque de una nueva campaña con Tennessee,  su proyección en estos primeros meses lo deben ubicar en el primer puesto rumbo a julio.

Todos hablan de él, algunos lo llegan a comparar con Gerrit Cole, otros con Stephen Strasburg y tal vez sea por esa facilidad con la cual Dollander alcanza las 1oo millas con su recta o por la personalidad que emerge de su carácter recio, al mirarlo en vídeos y fotos de internet.

Ya sabe, esta es la joya del béisbol colegial que acapara titulares en los principales medios especializados, cumplirá 22 años en octubre, pero desde ya, su impronta en los terrenos nos permite avizorar un promisorio futuro.