Robinson Canó confesó como vivió su duro año tras la suspensión por uso de sustancias de prohibidas por segunda vez en su carrera, dejando varias frases que llaman la atención.

La primera de esas es “ahora sé lo que se siente cuando alguien tiene depresión”, hablando sobre como vivió ese año, además agregó que no buscó ayuda profesional ni familiar, ya que quería guardar su imagen y reconoció la importancia de sus dos hijos en estos momentos para superarlo.

“No, no quiero hablar con nadie. No quiero decirle a nadie. No quería que mi familia me viera así. Soy el chico más feliz siempre sonriendo. No quiero quitar eso. No quiero que mis hijos me vean así. Cuando estoy con mis hijos, trato de ser el hombre más feliz de la vida” comentó Canó.

También reconoció que era difícil ver los partidos por televisión y su deseo de estar en el terreno “Todos los días, me siento y veo el partido. Es difícil verlo en la televisión y saber que tienes el talento y la capacidad para estar ahí. No solo el rendimiento, sino ser un líder en el clubhouse” por último agregó otra llamativa frase “A veces lloré (mientras veía los partidos)”.

Recibimientos de sus compañeros:

El otro tema que tocó Canó, más allá de sus sentimientos, fue como vivió el regreso y que se disculpó con los compañeros más veteranos e importantes como Pete Alonso, Jacob deGrom, Max Scherzer, Brandon Nimmo y Francisco Lindor.

“Los llamé y me disculpé por lo que pasó” y agregó “como jugadores veteranos, merece ese respeto” además agregó que está “agradecido” por el recibimiento recibido por sus compañeros y cuerpo técnico, de hecho el manager Buck Showalter brindó su apoyo desde el inicio del Spring Training “Lleva nuestros colores”.

Además agregó como fue la disculpa:

“Es un momento duro. Tienes que sentarte frente a tus compañeros de equipo y disculparte y hablar con ellos. Es más difícil que jugar béisbol. Esto es algo para lo que no preparas una declaración. Tienes que decirlo desde el corazón. Estoy feliz de estar de vuelta y quiero estar aquí para ayudar a este equipo. Lo más importante era no ser una distracción para el equipo. Especialmente este equipo, tienen algunas caras nuevas. Quieren ganar. Ellos gastan el dinero. No quiero ser como un extraño donde nadie quiere hablar conmigo o los muchachos están esperando, ‘¿Cuándo se va a disculpar?’”.

También comentó como ha evitado conversar con la prensa y concentrarse en el béisbol “Nunca me abro a hablar con la gente para decirle cuánto amo el béisbol. Para mí, cuanto menos pueda hablar, mejor. Vine aquí para jugar el juego y no solo ir por ahí y decir lo que me gusta y lo que no me gusta”.

 

Decepcionado conmigo mismo:

Cuando se enteró de la suspensión, confesó que se sintió “decepcionado conmigo mismo” y sintió que le falló tanto a sus compañeros, fanáticos y a República Dominicana.

“Para ser honesto, eso es algo que no tienes palabras para describir lo mal que te sientes, no solo como atleta sino como persona. Quieres desaparecer” agregó Canó.

Robinson pasó su año de suspensión en San Pedro de Macorís, República Dominicana, donde además jugó la Lidom con las Estrellas Orientales mientras estaba suspendido.

Vivió su año entre familiares y agregó que acompañaba a sus hijos a la escuela y cosas que no había aprendido, ya que la temporada no se lo permitía.

“Mi pueblo es conocido como uno de los pueblos más sucios de Dominicana. Odio decir eso” hablando sobre su estadía en San Pedro. También realizó inversiones en reciclaje, entre ellos 28 camiones con las iniciales de “RJC”. Agregó que “Quiero hacer algo cuando termine el béisbol. No quiero estar en el campo de inmediato. Investigué y tenemos esta empresa de reciclaje de plástico”.

Por último y sobre como se ha visto afectado su legado, agregó que sabe que tiene que ganarse a los fanáticos con sus actuaciones “No piensas en tu legado. No tienes tiempo para pensar en nada. Lo único que quieres es volver a jugar. Eso es algo que dejaré a los fans”, dijo. “Haré lo que esté en mis manos para que aplaudan y animen a Robby de nuevo”.