Los Yankees de Nueva York han tenido una temporada 2022 de ensueño hasta el momento. Lograron ganar el banderín de la División Este de la Liga Americana luego de batallar contra grandes escuadras, ganaron casi 100 juegos (99 para ser exactos), tuvieron al pelotero más caliente del año en Aaron Judge y afrontaron los playoffs con un halo de favoritismo del cual no gozaban desde hace bastante tiempo.

Asimismo, plantaron cara a los Guardianes de Cleveland en las Series Divisionales del joven circuito y aunque dejarlos en el camino les costó más de lo que muchos hubieran creído, de igual forma terminaron despachando a los dirigidos por Terry Francona en 5 cotejos.

No obstante, ahora las cosas parecen ser muy distintas. Quienes están enfrente de ellos son los Astros de Houston, su verdugo máximo en los últimos años y el club que los ha imposibilitado de jugar la Serie Mundial en las 2 ocasiones más recientes que han estado a un paso, es decir, 2017 y 2019.

Todavía está vívido en la memoria de los fanáticos yankistas aquel cuadrangular de José Altuve ante Aroldis Chapman en el Minute Maid Park para enviar a casa a los Mulos del Bronx en el juego 6 de esa serie. Pero, y ahora, ¿qué ocurre?

No se quitan el yugo

Lo cierto es que estos Bombarderos no son aquellos, sino unos más fuertes y mejor dotados y, aun así, no parece ser suficiente. En el día de ayer en lo que fue la apertura de la llave entre ambas novenas, un muro naranja frenó a la toletería de Aaron Boone. Sí, a punta de jonrones y con tremendo béisbol en las entradas decisivas, los siderales rindieron cuentas del conjunto neoyorquino como tantas veces lo han hecho en la era reciente.

Incluso, en la fase regular el tanteador global favoreció también a los muchachos de Houston, los cuales acabaron con los Yankees en 5 de 7 enfrentamientos.

Hay esperanzas… ¿o no?

Si bien perder un primer juego de una serie donde reinará el mejor de 7 no es ninguna tragedia, en este caso sí que puede serlo. Los de la Gran Manzana tienen un historial negro delante de los comandados por Dusty Baker en el último lustro, por lo que el partido de ayer pudo haberlos lapidado emocionalmente. ¿Fue o no así? Nadie lo sabe, pero lo comprobaremos tan pronto como hoy, cuando se juegue el compromiso número 2.

Si los Yankees pierden caerán fulminados casi con total seguridad; si ganan, quizás se hagan conscientes de que del otro lado también hay seres humanos y no máquinas de lanzar y batear. Sin embargo, todo dependerá única y exclusivamente de ellos, así que amanecerá y veremos.