Fueron tres momentos diferentes, uno muy malo, otro malo y en último excelente, pero ya el momento de las especulaciones acabó, ahora no es sobre probabilidades, es el momento de la acción y Luis Severino lo sabe, lo sabemos todo de hecho.

En ese último juego del Spring Training ante los Bravos de Atlanta, Severino reencarnó en su mejor versión, la del Severino de 2017 y 2018, cuando fue el mejor pitcher de los Yankees sin discusión.

Fueron cuatro entradas enmarcadas en ribetes dorados, cuatro con ponche incluido en cada una y atrás quedaron las seis carreras en 3.2 innings que habían nublado bastante el futuro de Severino este año.

La mejor versión

Esa es la faceta que queremos ver todos hoy ante los Medias Rojas de Boston en el Yankee Stadium, la faceta de aquel Luis Severino de 2018, cuando ganó 19 y perdió 8.

Hay algo a su favor, el público, por un lado exige pero ya a sus 28 años Luis Severino sabe lo que es lanzar ahí, subirse encima del box y soltar fuego para home.

La gente está ávida de béisbol y desean ver a su otrora estelar siendo inmenso otra vez; Severino también lo sabe, tendrá el apoyo y si muestra un nivel parecido al que vimos frente a los Bravos de Atlanta, podríamos tener un juego memorable para el caribeño.

La hora de la redención

Ya no hay dudas, las molestias desaparecieron y si Gerrit Cole no mostró su habitual dominio, los Mulos necesitan seguridad en su cuerpo de abridores.

Será un duelo interesante el de esta tarde ante Nick Pivetta y el grupo dirigido por Alex Cora.

El quisqueyano necesita mantener un buen control sobre sus comandos, además de sostener un pitcheo bajito, pues desde el mismo Kike Hernández, pasando por Rafael Devers, Xander Bogaerts y hasta el mismo receptor, Christian Vásquez, además del plus que representa Trevor Story; cualquiera de ellos puede castigar a Severino.

La mejor oportunidad

El reto está y quizás sea la mejor manera de empezar la temporada porque una buena actuación de Severino ante Boston, relanzaría su categoría de estelar otra vez y de seguro la barrera de los diez éxitos quedaría pequeña.

Al final, como siempre, el terreno dirá; el momento ha llegado y Severino debe asumir como los grandes, sacando su casta una vez más.