Rositas de maíz, chicles, hamburguesas, papas fritas, cervezas y mucha risas; caras rollizas, sonrosadas, como salidas de una novela de Stephen King o David Sallinger; miles de personas al unísono masticando un hot dogs, el ruido de la pelota chocando con el bate o entrando en la mascota, hoy en Dodger Stadium será el Día D en la gran fiesta que es el Juego de Estrellas y las miradas de millones en todo el orbe estarán puestas allí, en el pleno corazón de California, lugar donde los mejores jugadores de Grandes Ligas se darán cita para descorrer las cortinas del Clásico de Mitad de Temporada.

Y uno mira y medita y hasta cierto punto hay una perspectiva que se impone para darnos la idea de que se trata de algo reciente, que data de poco tiempo, pero no, la historia, la verdadera historia del Juego de Estrellas comenzó hace 89 años.

El origen

Un 6 de julio de 1933, con Estados Unidos saliendo de la Gran Depresión y Franklin Delano Roosevelt acabando de asumir como presidente de la nación, tuvo lugar el llamado Juego del Siglo, una idea del entonces editor del Chicago Tribune, Arch Ward.

Ese era el año del centenario de Chicago y Ward creyó que era una buena manera de celebrar con un espectáculo de semejante envergadura, los mejores peloteros de la Liga Nacional contra los de la Liga Americana.

Esa fue la génesis del espectáculo, ahí comenzó una de las grandes tradiciones deportivas, no solo en Estados Unidos, también en el mundo y los protagonistas no podían ser otros en ese instante que los míticos John McGraw, como manager de la Liga Nacional y Connie Mack por la Liga Americana; hablamos al día de hoy de más de 6000 victorias entre ambos, Mack 3731 y McGraw 2763 y sus placas en Cooperstown atestiguan la trascendencia e impronta de sus figuras.

Tal como recoge el propio Chicago Tribune, los equipos fueron conformados por la afición y los dirigentes, 18 por cada Liga para un total de 36 que se dieron cita aquella jornada en el Comiskey Park.

El día D

Tal como refiere Baseball- Reference, unas 49 000 personas se dieron cita para presenciar el choque, con Bill Hallahan y Lefty Gómez como abridores, por la Liga Nacional y la Liga Americana respectivamente.

Las alineaciones quedaron de la siguiente manera:

Liga Nacional

Pepper Martin 3b

Frankie Frisch 2b

Chuck Klein Rf

Chick Hafey Lf

Bill Terry 1b

Wally Berger Cf

Dick Bartell Ss

Jimmie Wilson C

Bill Hallahan P

Liga Americana

Ben Chapman Lf

Charlie Gehringer 2b

Babe Ruth Rf

Lou Gehrig 1b

Al Simmons Cf

Jimmy Dykes 3b

Joe Cronin Ss

Rick Ferrell C

Lefty Gomez P

La acción

La primera anotación del juego la impulsó el mismo lanzador Lefty Gomez para la Americana, al conectar sencillo al jardín central e impulsar a Jimmy Dykes.

Una entrada más tarde, el mítico Babe Ruth pegaba el primer jonrón de estos Clásicos para poner la pizarra 3-0 y casi sentenciar el marcador.

El abridor Lefty Gomez lanzó de forma inmaculada en tres entradas y su el relevo fue quien permitió par de anotaciones en el sexto inning, incluido un cuadrangular de Frankie Frisch para cerrar el marcador 3-2.

No obstante en el mismo sexto capitulo Earl Averill impulsó a Joe Cronin con hit y la Liga Americana se volvía a despegar a dos y todo quedaría así, el marcador no se movería para darle la victoria a la escuadra del joven circuito.

El más destacado del juego no podía ser otro que le legendario Babe Ruth que saldó la jornada con 2 hits en cuatro turnos incluido el vuelacercas de la tercera entrada, el primero en la historia de los Juegos de Estrellas.

Ya saben lectores, todo comenzó aquel día, allá en los 30, cuando el mundo se sumía en la vorágine de cambios constantes y se trataba de encontrar el mejor camino posible para la humanidad; entonces el béisbol como catalizador de buenas maneras de hacer, emergió con un suceso particular que dura hasta hoy.