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Al instante se pensará en Aaron Judge, es lo normal, la lógica del pensamiento induce a mirar a la imponente figura del MVP y nuevo capitán de los Yankees de Nueva York, pero no, desde aquella temporada en 2017, cuando fue Novato del Año, ya desde entonces, Judge era el ídolo de la afición en el Bronx, es algo hasta cierto punto protocolar, por ello más bien hablaremos de quien puede ser el nuevo “chico mimado” de la fanaticada de los Mulos.

Como hablábamos, Judge es algo aparte, ahora mismo, mientras escribo se encuentra en una especie de pedestal con todo el peso que esos 360 millones imponen. Y está Judge y también sin mucho ruido, en medio del cúmulo de dudas que engendra la situación con Aaron Hicks, también se encuentra, como un soplo de aire fresco, Harrison Bader.

La figura

Como lo lee, el otrora jugador de Cardenales de San Luis, aquel que llegó a comienzos de agosto y sembró muchas dudas debido a su lesión y a la imposibilidad de regresar al juego y probar su valor; ese que al final regresó y lo hizo a lo grande, con cinco jonrones en postemporada, dando la impresión de haber vestido siempre la franela de Yankees, ese mismo, Harrison Bader, lo tiene todo para ganarse el respeto y el cariño de la gente y lo ha hecho.

Bader fue la pieza que adquirieron los Bombarderos a cambio del zurdo Jordan Montgomery. Fue otro que llegó en verano y lo hizo con el aval de su Guante de Oro y un bateo decente, sin embargo, desde su presentación en doble A con Somerset- Patriots, un soberano batazo, más allá de las cercas, fue la mejor manera de saludar a los escépticos y a la afición en general.

El tipo perfecto

Todo encajó, desde su carisma y esa sonrisa algo pícara, hasta la garra mostrada en cada turno al bate y en los desplazamientos en los jardines y así rubio, como un claro descendiente de aquellos Padres Peregrinos que llegaron en el Mayflower para erigir la gran nación que conocemos hoy; con esa estampa Harrison Bader se ganó desde el minuto 1 la simpatía de los fieles.

Bader sabe que el uniforme a rayas no es para todos, pero asumió el reto desde el mismo instante de su llegada y en esa ansiedad desbordada que mostraba en cada entrevista se podía palpar el deseo de poder mostrar lo competitivo que podía ser y lo hizo.

Es el jugador perfecto para Yankees y también lo sabe, la gran prueba pasó y fue un éxito. Ahora todo es diferente, tal vez mejor de lo que el mismo imaginó.