Si algo ha caracterizado a Vladimir Guerrero Jr. durante su corta carrera en las Grandes Ligas es su asombrosa capacidad ofensiva. El hijo del Conde Vladdy (hoy miembro del Salón de la Fama de Cooperstown) ha demostrado que es un verdadero fenómeno con el madero en las manos. La temporada pasada fue una prueba fehaciente de ello, tanto que se quedó a nada de ganar el premio MVP de la Liga Americana, el cual se terminó llevando el nipón Shohei Ohtani.

Asimismo, inició la zafra 2022: con las pilas puestas, como retomando lo que había dejado pendiente. Su mes de abril fue increíblemente bueno y sus números así lo prueban: línea ofensiva de .286/.352/.546, con 6 jonrones, 16 carreras impulsadas y 12 anotadas.

Sin embargo, en mayo decayó. Su caída fue tan pronunciada que entre el 6 y el 23 de mayo no conectó ningún extrabase. Sí, la gran figura de los Azulejos de Toronto pasó semanas sin pegar un batazo de 2 o más almohadillas, algo sin precedentes.

Va en declive

Durante lo que va del mes de mayo (sin incluir el juego de hoy), el inicialista de los pájaros azules tuvo promedio de bateo de .240, OBP de .360 y SLG de .347, con apenas 2 cuadrangulares y 2 dobletes, y solo 6 rayitas remolcadas e igual número de anotaciones.

En el mismo orden de ideas, y para ilustrar mejor la precariedad de su poderío en el plato, si reducimos la muestra a sus últimos 10 cotejos disputados, notaremos que average decrece a .194 y que entre sus extrabases solo figura 1 bambinazo.

¿Cuál es el problema?

Cuando miramos con detenimiento las estadísticas avanzadas, nos damos cuenta de que la tasa de ponches y boletos de Guerrero Jr. se ha mantenido dentro de los límites habituales. Ahora, contrario a eso, la tasa de roletazos es dantesca. En la actualidad es del 52%, lo que es verdaderamente alarmante.

Tal parece que los lanzadores se dieron cuenta de que mientras más bajo se le lanza al dorsal 27 del elenco canadiense, más fácil es hacerlo out. Aunque la velocidad de salida de sus batazos sigue siendo elevada, no importa cuán fuerte son los mismos si no van hacia arriba. Es esa la clave. La interrogante que surge es: ¿Podrá hacer los ajustes necesarios el joven nacido en Montreal? Quedará por verse.