La primera vez que lo vi y supe de él, fue en el Clásico Mundial, allá en 2006 y al momento de escribir estas líneas, las imágenes de aquel momento, en su último turno, frente a Cuba, son imborrables.

En el mítico Hiram Bithorn, en el viejo San Juan, en un juego no apto para cardíacos, con Cuba y Puerto Rico dirimiendo un boleto a la semifinal en San Diego, un Carlos Delgado lesionado, salió de emergente en el noveno inning y limitado en su mecánica por los problemas en una de sus piernas, así mismo, con una sobriedad pasmosa, conectó de hit y por segundos prendió la esperanza hasta el ponche de Iván Rodríguez a manos de Vicyohandry Odelín para decretar el triunfo cubano.

Cuestión de clase…

Son momentos que no se pueden olvidar, esa clase, la estampa de un clásico guerrero, su figura gigantesca, como una mole, en el momento donde los nervios consumen a la mayoría, salió así, medio adolorido incluso y respondió.

Y quizás, ese fue el mejor preámbulo para lo que Delgado lograría ese año en Grandes Ligas, luego de ser cambiado desde los Marlins a los Mets de Nueva York.

Así es lectores, en la temporada de 2006, ya con más de diez temporadas en Las Mayores, Carlos Delgado era uno de los slugger más respetados del juego, una fama adquirida desde sus años con los Azulejos de Toronto y en su primera campaña en Queens se reivindicó con creces al sumar 38 jonrones y 114 remolques a la causa de los Mets.

Momentos imborrables

Delgado fue una pieza fundamental para que los Mets llegaran a la postemporada y no pararan hasta aquella memorable Serie de Campeonato en 2006 ante los Cardenales de San Luis.

Este pudiera ser su momento cumbre, el instante de más épica pero no, su historia pudiera empezar por varios momentos, todos simbólicos e importantes, desde el mismo instante en que debuta con los Azulejos de Toronto en 1993 y debe reajustar su vocación como defensor, pasando de la receptoría a la primera base.

Pudiera ser 2006, el gran año, pero no, viéndolo en conjunto, su figura adquiere mayor dimensión y está ese año legendario, pero también las diez temporadas con 30 o más cuadrangulares, así como las siete con 100 o más impulsadas, incluso, tres años antes en septiembre de 2003, Delgado inscribió su nombre en los libros de récords con un suceso único.

Histórico…

En esa jornada, hace ya 19 años, en un duelo entre Toronto y los Rays de Tampa Bay, tal como lo cuenta MLB.com, el puertorriqueño se convirtió en ese entonces en el quinto jugador de la Liga Americana y el número 15 en toda la historia de Grandes Ligas en pegar 4 cuadrangulares en un mismo juego.

De igual modo, viajando otra vez hacia adelante en el tiempo, ya a las puertas del retiro, aquejado con más fuerza por las lesiones, en 2008, Carlos Delgado conectó su vuelacerca número 435, eclipsando de ese modo a Juan Igor González como el máximo jonronero de Puerto Rico en la Gran Carpa.

Y todo pudo haber terminado allí o par de años después cuando las continuas afecciones de salud lo llevaron a retirarse, pero no, Carlos Delgado siguió legando su huella imborrable y con Puerto Rico participó en las ediciones de 2013 y 2017 del Clásico Mundial, sumando las medallas de plata de esos torneos a una imponente hoja de servicios que lo ubica, sin discusión, como uno de los mejores bateadores latinos de las últimas décadas.