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Una vez terminada la temporada 2022 de las Grandes Ligas, los entendidos del juego pensaron que Carlos Correa sería una de las principales figuras de la agencia libre y vaya que lo ha sido, pero no por lo que se creía. En principio, se estimaba que conseguiría un contrato multimillonario muy rápido y que le lloverían los pretendientes, hasta ahí todo en orden. El problema realmente sobrevino después y por un motivo que nadie vio venir.

La novela comenzó cuando tras acordar con los Gigantes de San Francisco por 350 millones de dólares y 13 años de servicio, el club de la bahía acabó dando un paso al costado en las negociaciones luego de que su cuerpo médico encontrara algunas cuestiones llamativas en el chequeo de rutina antes de la firma.

Sin embargo, los Mets de Nueva York dieron un salto al frente casi de manera automática y tomaron el testigo con una oferta por 315 millones a cambio de 12 años que el pelotero y su agente, Scott Boras, aceptaron sin dudar. Con todo y eso, los fantasmas de la salud volverían a hacerse presentes después del chequeo físico, algo que llevó a la tropa de Queens a replantearse el convenio.

El problema y obviamente las dudas de metropolitanos y Giants provienen de una lesión que sufrió el torpedero boricua durante su estadía en ligas menores. Fue una fractura de peroné que según se rumorea, podría pasarle factura en el futuro. Este sería el motivo por el cual hay recelo sobre el hecho de otorgarle un contrato de larga duración.

La solución del asunto

De acuerdo con lo reportado por el periodista del New York Post, Jon Heyman, el club de la Gran Manzana todavía está interesado en adquirir al oriundo de Ponce, aunque ahora mismo está intentando establecer cláusulas que los resguarden económicamente en caso de una recaída ante la afección ya mencionada. De ahí que aún no se oficialice el pacto. ¿Se cerrará en el 2022 o quedará para el 2023? Habrá que esperar para conocer la respuesta.