Nueva York, Mineapólis, Timberwolves, Yankees y una sensación como de estar viajando en el tiempo se impone y la sucesión de nombres, de ciudades, de equipos de baloncesto y béisbol, pudiera ponernos dentro de una película o una novela pero no, es la vida misma.

Esta no es la historia de los Chinaski, no, aquella familia americana de los años 30 y 40 del pasado siglo, la misma que recrea también en su novela, La senda del perdedor, el genio de Charles Bukowski; no es esa historia pero pudiera ser pues hay un halo de fatalidad merodeando detrás de todo.

Y Alex Rodríguez no es Chinaski, no es un perdedor, no, todo lo contrario ha sido un tipo ganador, como deportista, en el plano individual y luego en sus negocios; ahí están sus números, su proyección y su legado; también está el estigma de los esteroides pero igual, la huella de Alex en los diamantes es imborrable.

Quizás le faltó más protagonismo en postemporada, pero al final ganó, tuvo su Serie Mundial, su anillo en 2009 y fue la postemporada donde se desbordó con el madero.

Particularidades

Como toda buena historia, existen historias dentro de historias que a veces se ocultan para no sembrar dudas ni opacar la imagen de una personalidad en específico y Alex no podía estar ajeno a eso.

En casi veinte años, entre 2004 y 2022, Alex Rodríguez estado inmerso en dos momentos cumbres de la historia del deporte, signados por derrotas memorables en cada caso.

Vs Boston en 2004

En 2004, Alex llegó a los Yankees de Nueva York procedente de los Vigilantes de Texas con toda la parafernalia mediática de ser el contrato más grande hasta ese momento.

Los Mulos querían regresar otra vez a la Serie Mundial y ganar, un año antes, en 2003, habían perdido con los Marlins de Miami, 4-2.

Todo fluyó sin problemas, los muchachos de Joe Torre avanzaron hasta los Play Off y no pararon hasta discutir otra vez la Serie de Campeonato de la Liga Americana.

El precedente

Un año antes, Aaron Boone sentenciaría con un histórico batazo, las opciones de los Medias Rojas de regresar al Clásico de Otoño pero en ese 2004 las cosas cambiarían y de que manera.

Los Yankees ganaban 3-0 con paliza incluida en Fenway Park pero en el cuarto juego, la historia dio un giro inexplicable y en un pestañazo, Boston estaba decidiendo todo en el séptimo juego con un Curt Schilling de leyenda.

Alex Rodríguez estaba ahí, siendo testigo de una de las épicas más grande de todo el béisbol.

Como deja vu

En una vuelta de tuerca, los hilos de la trama se repiten, una y otra vez para volver a un punto similar, con Alex Rodríguez, otra vez en rol protagónico.

La leyenda es uno de los propietarios de los Minnesota Timberwolves y en este 2022, su primer año en esta función, también fue protagonista de otro suceso histórico.

Los Timberwolves cayeron en su duelo de Play Off ante Memphis Grizzlies, de un modo bastante peculiar, pues perdieron los juegos tres, cinco y seis en el último cuarto de esos desafíos, luego de llegar con ventaja de 10 o más cartones.

De este modo se convirtieron en el primer equipo que en postemporada de NBA pierde más de un juego con ventaja de más de diez puntos en los finales.

Y entonces Alex otra vez, mirando como un espectador más la debacle.

Ya ven lectores, sin dudas un elemento más que curioso, medio oculto diría, dentro de la azarosa vida de Alex Rodríguez.