Albert Pujols tiene 42 años de edad, fascitis plantar, un swing más lento que cuando tenía 22 años, pero sigue produciendo. Y sigue produciendo como lo hacen los grandes, con clase, con emoción. El dominicano conectó el Grand Slam número 16 de su carrera en Grandes Ligas,  para guiar la victoria de los Cardenales de San Luis 13-0 sobre los Rockies de Colorado.

¡Como en los viejos tiempos!

“La Máquina” fue un triturador de lanzadores en sus primeras 11 temporada en las Grandes Ligas. El siglo XXI comenzó con Pujols produciendo.  Entre 2001 y 2011 dejó saldo de 445 jonrones, remolcó un mil 329 carrras, despachó 455 dobles, anotó un mil 291 carreras y su línea ofensiva es de .328/.421/.617.  Y lo sigue haciendo luego de 22 temporadas, no con aquel ritmo avasallante, pero sigiue allí, constante. Paso a paso, como la gota que perfora el pavimento. Tic, tac, tic, tac.

Lo mejor del caso es que aún saca fuerzas. En la segunda mitad de la temporada acumula una línea ofensiva de .395/.452/.790. Y seis de los 11 bambinazos que lleva en esta zafra han sido contra zurdos.

Con el palazo de este jueves llegó a 690 de por vida. La mítica cifra de los 700 se ve más cerca. Solo faltan 10, se dice fácil pero no lo es. ¿Es una meta de Albert?

“Está en el fondo de mi mente… porque no pienso en eso”, dijo Pujols, cuyo jonrón el jueves la sacó a 105.1 mph y recorrió 374 pies. “Si sucede, sucede, pero estoy bendecido con la carrera que tengo, y si Dios tiene eso reservado para mi carrera, seré aún más bendecido. Si no sucede, creo que cualquiera estaría de acuerdo en que he tenido una carrera increíble y una racha increíble”.

Albert ha hecho muchos sacrificios. Quiere descansar y no sentir los dolores que siente cada vez que sale a jugar. Eso es importante y está claro.  Además, demuestra que los esteroides no son necesarios para la grandez. Eso es lo más importante.

De hecho, hay quienes gritaban en la rueda de prensa ¡un año más! ¡Un año más! Y es que cualquier pelotero que sume .415 de average (41-17) con cinco jonrones, 15 remolcadas y 8 extrabases en los últimos juegos puede despertar las más enconadas de las pasiones.  Pero Albert, consumado pelotero, entiende muy bien aquello de que las rachas vienen y se van.

Él sigue en lo suyo y los fanáticos sueñan. Eso es lo divino de Albert ¿o no? Que siempre nos saca una sonrisa en el momento más inesperado.