Al pensar en guerra y paz, lo primero que viene a la mente es la célebre novela de León Tolstoi, esa que recrea a la sociedad rusa de comienzos del siglo XIX, cuando la época napoleónica y el hecho de pensar en conflicto, en Tolstoi y en la literatura, de a poco me lleva al presente y el deporte no escapa de esta trama.
Guerra y paz es ahora mismo lo que está en juego cuando miramos el caso de Aaron Judge y los Yankees de Nueva York, quienes el próximo 21 de junio irán a la audiencia de arbitraje para definir el salario del estelar jugador en este 2022.
El drama
La historia, en un comienzo dramática, hasta caótica incluso, ha dado giros importantes desde el mismo momento en el que Judge rechazó la cifra de 213,5 millones por siete años.
Hoy, Judge es la cara del equipo y de todas las Grandes Ligas y su proyección ofensiva actual lo pone en una posición ventajosa ante cualquier tipo de negociación; hablamos de 310 de average, 63 jonrones y 120 carreras impulsadas rumbo a octubre.
Cambio de roles
Judge es el que tiene el poder ahora, el control de la situación, es el claro candidato a ser el MVP de la Liga Americana y el gran referente de una escuadra que pinta para llevarse el anillo de Serie Mundial.
La guerra no le conviene a nadie y Brian Cashman saben que es el momento de amarrar a su jugador, de contentar a la afición, de reforzar la candidatura de los Mulos para el Clásico de Otoño; de que todo se paz y tranquilidad.
En teoría, los 21 millones no deben ser un problema, pues a ojos cerrados es la manera de retribuirle a Judge su trabajo en el diamante, pues sin dudas ha demostrado ser el mejor y con creces.
Presente y futuro
Más allá, incluso, el contexto es el idóneo para darle también esos 36 millones que pide el jardinero por 9 años; un pacto para toda la vida.
Si hay un símbolo hoy que representa a los Yankees y a su idiosincrasia en el juego, ese es Aaron Judge, sinónimo de poder y determinación.
Judge es el jugador del futuro, el hombre de la corona 28 pero también de la 29 y de la 30, ese que puede despertar de un letargo de 13 años, la estirpe del equipo más grande del mundo.
El tiempo, el terreno y la conciencia de Cashman y Steinbrenner dictarán sentencia… en una semana se sabrá lo que pueda pasar, la suerte esta echada.