Aaron Judge lleva ya 45 jonrones. Y sigue contando. Está en la mejor temporada de su carrera y es el mascarón de proa de los Yankees de Nueva York. Parece que todo indica un premio Jugador Más Valioso en el panorama.  Pero también surge una pregunta muy válida, sobre todo desde el punto de vista ético.

¿En caso de que Judge sobrepase los 61 jonrones de Roger Maris, lo que sería un récord para la franquicia, no sería también este el verdadero récord en una temporada para el beisbol?

Sí, lo sabemos,  la marca de más jonrones en una temporada está en poder de Barry Bonds, quien en 2001 reventó el  récord de cuadrangulares con 73. Esto nunca antes de había visto, jamás nadie había pegado tal cantidad de bambinazos, salvo Mark McGwire, quien en 1998 soltó 70 jonrones y se hizo el dueño del registro que estuvo en poder de Roger Maris desde 1961.

En aquell entonces nadie se cuestionaba nada. ¡Oh, maravilla! El poderoso McGwire y el súper simpático Sammy Sosa se enfrascaron en un gresca imposible. Se venía de una huelga mortal en 1994. Había que traer gente los estadio y,  según consta en el informe Mitchell  y en declaraciones del ya retirado comisionado, Bud Selig, todos se hicieron la vista gorda con los esteroides.

¿Cómo podía explicarse que para romper el récord de jonrones se tuvo que esperar desde 1927 hasta 1961 y luego para quebrar este último hasta 1998, pero en 2001 se reventó otra vez, pero esta vez no con 70 sino con 73? ¿No es casualidad que desde que comenzó a controlarse el uso de sustancias prohibidas nadie se ha acercado, nuevamente, ni remotamente, a los 60 jonrones?

Quien más cerca ha estado de los 60 después de la prohibición ha sido Giancarlo Stanton en 2017, cuando soltó 59 palazos con el uniforme de los Marlins de Miami. Ese mismo año, Judge fue el monarca del poder con 52 en la Liga Americana. Y todos sabemos la fuerza descomunal de los dos mencionados.

De resto, si quitamos las temporadas entre 1998 y 2001, con peloteros cuestionados por su falta de etica y amparados por una Asociación de Peloteros  que nunca ha permitido que se revelen los nombres de los que fallaban las pruebas, soltar más de 60 jonrones en una temporada es una hazaña casi imposible.

Sobre este tema se han escrito libros tales como The game of shadows de los periodistas Mark Fainaru-Wada y Lance Williams, quienes descubrieron y mostraron evidencias sobre todo el escándalo en el caso Bonds y Laboratorios Balco. Además del libro testimnial de José Canseco “Juiced”. Otra obra que trata sobre este escandoloso periodo de los 90 y comienzos del S.XXI es Blood Sport  (Deporte de sangre) de los periodistas de Tim Elfrink, Gus Garcia-Roberts, quienes desnudan de manera categórica a Alex Rodríguez y todos aquellos involucrados en el escándalo de biogénesis.

Por eso el récord que persigue Judge es impotante. No habría una sombra de duda al respecto. En esta época es poco probable fallar una prueba de dopahe en MLB. Tienen los controles muy estrictos, se hacen pruebas casi a diario y no hay excepciones con los que fallan. Quizá estadísiticamente, tal vez por alguna cuestión “técnica” el récord de Bonds siga siendo por largo tiempo el oficial. Pero después de todo lo que se sabe, si Juge saca en esta temporada el 62 estaremos viendo historia.

Una historia real, verdadera, y moralmente no cuestionable como sí fue aquella de los oscuros años 90 y principios de siglo, donde el abuso de muchos puso al beisbol en peligro. Judge nos hace pensar que es posible conseguirlo limpiamente.