Los Nets empezaron por detrás de su rival, pero rápidamente le dieron la vuelta a la situación hasta el punto de dominar por 12 puntos en el tercer cuarto. Parecía que todo iba bien para ellos, pero un parcial de 17-2 en el último cuarto a favor de los Bulls dio un giro de 180 grados para un 99-108 al final en favor de Bulls.

El ejecutor de tal remontada de los de Illinois fue Zach LaVine. Durante tres cuartos estuvo apagado y errático, pero cuando llegó el momento decisivo galopó con todo para lograr 20 de sus 29 puntos totales en los 12 últimos minutos de partido. Fue una exhibición final para la que los neoyorquinos no tuvieron respuesta. El dúo que forma con DeMar DeRozan, quien aportó 20 puntos, volvió a brillar.

Zach LaVine dijo que estaba “contento de sentirse tan bien” luego de jugar 37 minutos con su rodilla izquierda reparada quirúrgicamente y tanto él como el entrenador Billy Donovan no descartaron la posibilidad de que juegue el miércoles en casa contra los Charlotte Hornets.

Se esperaba que LaVine no participara en el partido del miércoles en Chicago contra los Hornets, siguiendo el mismo patrón que ha mantenido en el transcurso de las dos primeras semanas de la temporada de jugar la mitad de los sets consecutivos de Chicago. Pero Donovan dijo que el equipo vería cómo se siente después del vuelo de regreso a Chicago el martes por la noche.

Zach LaVine se bastó y se sobró con un excepcional último cuarto para ahondar en la crisis de los Nets, una vez más, el proyecto del equipo de Brooklyn, que perdía con Steve Nash y hoy ha vuelto a perder ya sin él.

Chicago situándose con un equilibrado 4-4 en la clasificación y dejando a Brooklyn con un muy insatisfactorio 2-6 en una noche en la que Kevin Durant sintió su soledad como integrante de un big three desintegrado, si es que alguna vez estuvo integrado, y en la que LaVine metió en el último cuarto más puntos que todo el equipo de Brooklyn.