Desde pequeño era tan versátil que no tenía muy claro a cuál deporte dedicarse a plenitud; siempre le apasionaba el atletismo y por su buena estatura y piernas largas en algún momento comenzó a practicarlo, siendo destacado en su época escolar en la disciplina del salto alto y las competencias de longitud.

Wilt Chamberlain, considerado por muchos especialistas de antigua data como uno de los mejores jugadores de baloncesto que haya existido, algo que no resulta nada sencillo de precisar, entre tantas buenas figuras que han practicado y brillado en esta disciplina, pero sin duda que a este personaje no le faltaron méritos para tener ese calificativo.

Nacido un 21 de agosto, en 1936, en una numerosa familia de 9 hermanos, en una ciudad en donde se respira mucho baloncesto como lo es Philadelphia, pero no fue cuando ya entrado en la secundaria que se comenzara a interesar en esta disciplina, luego de que muchos pensaran que se iba a dedicar de lleno a ser un digno representante de la modalidad del decatlón (Atletismo).

Pero sus habilidades innatas y elasticidad con el balón le llevaron a tener éxito muy rápidamente, apoyado también en sus 2.11 metros, y en los primeros campeonatos ciudadanos que se celebraban en su localidad natal, ya demostraba su voraz capacidad anotadora, llamando la atención al anotar 90 puntos en un solo encuentro, 60 de ellos en un solo período de 10 minutos.

Todo este buen accionar fue observado muy de cerca por la Universidad de Kansas y lo terminara contratando por 2 temporadas, en una de ellas el ‘Giant Negro’ (como le llegaron a apodar en Pensilvania), fue elegido dentro del equipo ‘All American’ y además catapultando a su equipo a las finales de la NCAA, de paso siendo el MVP del Final Four.

Ya era considerado un jugador de esos que les gustaba brindar espectáculo al público, y eso también fue motivo para incursionar en los famosos Harlem Globetrotters, en donde curiosamente jugó algunos partidos en la posición de base, y se destacó tal como si jugara allí de forma habitual, más que suficiente para ser elegido como ‘pick’ 3 del Draft por los Philadelphia Warriors.

En la NBA estuvo en un total de 15 temporadas con tres franquicias, pero sin dudas que la más resaltante de todas fue la de 1961-1962, justamente con los Warriors, donde dejó un astronómico promedio de 50,4 puntos y 48 minutos por encuentro, algo sencillamente inexplicable y siendo éste uno de sus tantos registros difíciles de igualar. Fue en esa misma campaña cuando se inmortalizara con aquel partido intergaláctico de 100 puntos.

Ni el mismísimo Bill Russell, siendo el mejor defensor de su época, podía detenerlo. Dos veces campeón en la liga, con los Philadelphia Sixers en 1967 y con los Lakers en 1972, en su penúltima temporada como jugador activo.

Al momento de retirarse de la actividad, en 1973, con sus 31.419 puntos, se había convertido en el máximo anotador, hasta que 7 años más tarde fuera superado por el actual líder en ese renglón, Kareem Abdul Jabbar, quién fuera el encargado en ese entonces de ‘hacer olvidar’ a Wilt Chamberlain.

Su era post baloncesto también fue interesante, ya que llegó a incursionar en el mundo del entretenimiento, apareciendo en la película ‘Conan el Destructor’ junto a Arnold Schwarzenegger, en 1984, además de formar parte de varios anuncios comerciales de la época.

Otro detalle poderoso y llamativo, es que varios años después de haber colgado las zapatillas, los Cavaliers le ofrecieron un contrato en 1980, algo que también hicieran los Nets en 1986 y los Lakers en 1989, cuando Wilt tenía… ¡55 AÑOS! Como ya se sabe, no terminó aceptando ninguna de ellas.

También se dedicó a escribir y publicar algunos libros, uno de ellos incluye su autobiografía denominada “A view from above”, en 1991, con la consecuente polémica de haber afirmado allí haber tenido relaciones sexuales con unas 20.000 mujeres, algo que, de ser cierto, haría pensar que llegó a comenzar desde los 14 o 15 años con una mujer distinta diariamente. ¿Será verdad?

Esa conducta algo promiscua y con poco grado de responsabilidad, le llevó a recibir muchas críticas, sobre todo en la década de los 80, donde el tema de la enfermedad del SIDA estaba tomando mucha fuerza, a lo que el propio ex jugador se defendía diciendo que hacía algo completamente natural.

Le gustaba ejercitarse mucho y llegó en más de una ocasión a correr en maratones; su condición física era envidiable, pero esa vida algo desenfrenada y sin mucho control le comenzó a generar problemas en su salud, debiendo de necesitar el cuidado de médicos particulares y cardiólogos, esto también porque no tenía esposa y no tuvo hijos, al menos fue algo que nunca se dio a conocer.

Su partida de este mundo llegó un 12 de octubre de 1999, a los 63 años, en su propia casa de California, víctima de un infarto mientras dormía. Hasta allí llegó su corazón, pero no su legado y leyenda, que se ha mantenido vigente hasta la actualidad, con sus más de 75 récords en la NBA, muchos de ellos, sinceramente imposibles de superar. ¡Feliz Cumpleaños Wilt, donde quiera que estés!