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Dicen que los mejores jugadores siempre tienen detrás una historia o un motivo que les ha inspirado para llegar a la cúspide de sus carreras; algo que precisamente podemos mencionar de Stephen Curry, uno de los mejores que ha pasado por esta disciplina.

Sobre todo cuando se llegó a convertir en el máximo triplero de la NBA, aún con muchos partidos por delante para seguir abultando las cifras en este renglón y en todo lo que tenga que ver con la ofensiva y ya con cuatro anillos de campeón en su haber.

Proveniente de una familia que respira baloncesto, teniendo a su hermano Seth jugando para los Brooklyn Nets, siendo ambos hijos del otrora jugador de los Charlotte Hornets, Dell Curry, un personaje que estuvo cerca de incursionar en la dirección técnica, pero en lugar de ello ha preferido enfocarse en el buen desarrollo de sus hijos en la NBA.

En el caso de “Steph”, además de su más que comprobado talento, muchos también le han apuntado a ser un jugador de esos que llaman ‘cabalísticos’, es decir, que se apoyan en alguna fecha importante o acontecimiento personal para motivarse antes de cada partido.

Un ejemplo muy claro es el número 30 en su dorsal, el que siempre ha usado en toda su carrera, y él mismo recientemente ha dejado saber el motivo por el que ha seleccionado este en lugar de otro; lo ha hecho justamente en honor a su padre, que solamente llegó a usar ese dorsal en los equipos a los cuales perteneció.

“Uso el 30 porque fue el numero que siempre utilizó mi papá, desde que él jugaba en el colegio, universidad y como profesional; sentía que era el número correcto para celebrar todo lo que logró en su carrera”

Destacar que Dell Curry estuvo por 16 temporadas en la NBA, siendo la última en el año 2002 con los Toronto Raptors, llegando a ganar el premio al Mejor Sexto Hombre en la edición 1993-1994, recordado también por ser el máximo anotador histórico de los Hornets.

Aunque muy posiblemente para él, la mayor de las satisfacciones ha sido ver todo lo que ha alcanzado Stephen en su carrera, con un puesto más que asegurado en el Salón de la Fama del mejor baloncesto del mundo, algo que su persona no pudo lograr.