Generalmente siempre tendemos a resumir los 75 años de historia que tiene el baloncesto de la NBA, en la figura de poner a Michael Jordan como el mejor de todos y el más dominante de este deporte, sabiendo que además de él, la liga ha tenido a otras muy buenas figuras.

Más aún que siempre se le va a recordar no solo por sus seis campeonatos logrados con los Chicago Bulls, sino por haber sido el MVP en esas seis finales, algo que solo ‘Su Majestad’ ha podido lograr; sin embargo, él mismo ha reconocido varias veces que tales hazañas no las hubiese obtenido de no haber contado con grandes y buenos compañeros.

Y entonces cuando vamos a mirar a todos quienes estuvieron a su alrededor, el primero que siempre va a sobresalir es Scottie Pippen, el único que lo acompañó durante esas 6 celebraciones, además del coach Phil Jackson, considerado como su mano derecha, pero a la vez sin tener el crédito que quizás debió recibir en su momento.

¿A qué viene esto? Pues sus números también fueron más que relevantes para la franquicia de Illinois, no solo por sus más de 18 puntos y 8 rebotes por encuentro, sino por su regularidad y constancia. Pippen ya en su tercera temporada en Chicago comenzó una seguidilla de 10 campañas consecutivas siendo titular en todos los partidos de la fase regular, desde 1989 hasta el año 2000, ya vistiendo el uniforme de los Portland Trail Blazers.

Durante los dos años del primer retiro de Jordan, Scottie debió asumir el liderazgo de unos Bulls que no pudieron ni acceder a las finales de la liga, sellando en lo individual su mejor temporada ofensiva en la 1993-1994, con la curiosidad que en la edición siguiente fue su segunda mejor zafra, con MVP incluido en el ‘All Star’ de ese año.

Esto da a entender que de no haber estado Jordan, Pippen no solo hubiese sido el mejor jugador de ese equipo, sino que sus números y registros fueran aún mejores; de por sí, con lo que logró en 17 campañas, le valió para estar entre los mejores 50 de toda la historia, y dentro del equipo del 75mo aniversario de la NBA.

De esas 17 temporadas, logró acceder en 16 de ellas a los ‘Playoffs’; lógicamente su experiencia en los Bulls hizo que estuviera en el radar de equipos con ambición de ganar como los Houston Rockets y los Trail Blazers. Siempre quiso retirarse en Chicago, y así lo hizo en la 2003-2004.

Tampoco ha sido un secreto que tuvo sus roces y diferencias con Jordan, precisamente porque todas las decisiones y jugadas importantes pasaban por sus manos y un jugador de la calidad y temperamento de ‘Scottyno siempre se iba a conformar con ser el segundo mejor de su equipo. Pero al final, se le va a recordar por esto, al no ganar un título en otra franquicia.

Hoy, llegando a 56 años de edad, se le sigue considerando como el mayor infravalorado de todos, quizás de las injusticias más grandes que hemos observado en una liga de tantas leyendas como la NBA. Pero, el mismo Jordan y toda la comunidad de los Bulls siempre tendrán que agradecerle.