1996. Fue el último año en el que un base o un escolta ganaron el premio a Mejor Defensor de la NBA. Desde entonces, una ristra incontenible de jugadores interiores, ya sean pívots, ala-pívots o aleros se han hecho con el trofeo sin excepción.
Dikembe Mutombo, Alonzo Mourning o Ben Wallace inauguraban esa tradición de premiar a grandes intimidadores, fantásticos protectores de la zona en una época en la que se jugaba un baloncesto muy distinto al de ahora y en el que los centers no salían de la zona para lanzar, en general, desde posiciones exteriores. Dwight Howard se llegó a hacer con tres entorchados antes de una década, la segunda del siglo XXI, en la que algunos aleros se hicieron con él. Y ahora, más de un cuarto de siglo después, un bajito se hace con el galardón.
Marcus Smart ha sido nombrado Mejor Jugador Defensivo de la NBA 2021-22. El guard, clave en el resurgir de unos Celtics que han comenzado golpeando a Brooklyn en playoffs, ve así reconocido su trabajo más oscuro, el de ser el líder de la que ha sido la mejor defensa de la temporada (106.2 puntos permitidos por cada 100 posesiones).
Con un total de 257 puntos, el base de Boston ha superado a Mikal Bridges de Phoenix Suns (202 puntos) y Rudy Gobert de Utah Jazz (136 puntos) para convertirse en el primer base que recibe este galardón desde que lo consiguiese Gary Payton en 1996. Palabras mayores. Por cierto, fue el propio Payton quien se desplazó a Boston para transmitir la noticia a Smart.
“Definitivamente se trata de algo mental. Tienes que creer en ti mismo”, comenta Smart sobre cómo llegar a ser el mejor defensor de la NBA, algo que ha logrado esta campaña mientras firmaba un promedio de 12,1 puntos, 5,9 asistencias (máximo de su carrera), 3,8 rebotes y 1,7 robos.
Antes de Smart y el mencionado Payton, solo otros cuatro guards se habían hecho con este premio creado en 1983: Michael Jordan, Alvin Robertson, Michael Cooper y Sidney Moncrief. Para los Celtics es el segundo premio a Mejor Defensor de la historia tras el conquistado por Kevin Garnett en 2008, un año en el que, por cierto, ganaron su último anillo de campeón.