1005 días, para ser exactos, es lo que ha tenido que esperar Steve Kerr para poder volver a alinear a Steph Curry, Klay Thompson y Draymond Green nuevamente en el mismo juego. Desde las Finales de 2019, en la que los Warriors cayeron ante Toronto Raptors, que no podían jugar juntos por diversas lesiones.

Es cierto que el mayor lapso de recuperación lo tuvo Thompson, con dos sendas lesiones que lo marginaron desde aquellas Finales hasta hace un par de meses, cuando pudo volver al parqué de la NBA. Pero lo curioso es que cuando el escolta estaba por regresar, fue Green el que se lesionó, perdiéndose más de 30 partidos en más de dos meses de recuperación.

Ahora, en el triunfo ante Washington Wizards por 126-112, los tres volvieron a compartir cancha, justo en el cumpleaños número 34 de Curry. Y vaya que tuvo un buen regalo. En su regreso, Green pudo jugar veinte minutos en los que aportó en todos los rubros, como está acostumbrado. 6 puntos, 6 asistencias y 7 rebotes para demostrar que con él, los Warriors vuelven a dar la nota.

Su papel crítico como creador principal de jugadas y columna vertebral defensiva de los Warriors hace que su regreso sea necesario si planean hacer una carrera para destronar a los Suns cuando llegue el momento de los playoffs.

Los Warriors, ante las bajas del ala-pívot, y sabiendo que iban a estar unos meses más sin Klay, aún así tuvieron un rendimiento por encima de lo esperado con jóvenes como Jordan Poole, Jonathan Kuminga o Kevon Looney. Así, pelearon los primeros puestos del Oeste y de la NBA en toda la campaña aceitando un sistema que, ahora con su Big 3 en cancha, meterá miedo como en la época de las cinco finales seguidas