El próximo 18 de octubre, martes por la noche, en el TD Garden de Boston, los Celtics, uno de los equipos emblemáticos de la NBA, recibirán a los Philadelphia 76ers en uno de los duelos que marcarán el comienzo de una nueva temporada en el mejor baloncesto del mundo.

Por un lado, la tropa de Jayson Tatum, Marcus Smart y Jaylen Brown, con el dominicano Al Horford en su nómina, recibirán a la escuadra encabezada por Joel Embiid y James Harden, en lo que bien pudiera ser una previa de la final de Conferencia Este allá para mediados de 2023.

Flash Back…

Y en esto contexto, aún con los ecos de la novela de Kevin Durant, en suspenso hasta el final respecto a su posible salida de los Nets de Brooklyn, en este escenario varias historias se cuecen, historias sobre grandes figuras y momentos legendarios, historias como esa, también vinculada a los Celtics de Boston y al legado de Kevin Garnett.

Fue un 31 de julio de 2007, hace ya quince años, cuando Garnett, hasta ese entonces jugador de los Minnesota Timberwolves fue cambiado a la franquicia de Massachussets, provocando el cisma más grande todos los tiempos.

Para ese momento, los Celtics llevaban más de 20 años sin ganar un título, pues desde el último canto de cisne de Larry Bird en 1986, el orgullo celta había decaído hasta un nivel casi abominable y la fanaticada, la orgullosa marea verde, clamaba por un cambio.

El suceso

Garnett no era un jugador cualquiera, en 2007, justo cuando los Medias Rojas de Boston se vencieron a los Rockies de Colorado y se llevaron su segundo anillo de Serie Mundial en la primera década del siglo, justo entonces, Kevin Garnett sumaba 12 temporadas al más alto nivel, con 997 partidos disputados.

Tal como lo muestran las crónicas de la época, en particular el Boston Globe, a cambio de Garnett los Celtics cedieron a Al Jefferson, Ryan Gomes, Sebastián Telfair, Gerald Green, Theo Ratliff, más dinero, una elección de primera ronda de 2009 y una elección de los Wolves del mismo draft, como derecho que poseía el equipo a raíz del traspaso entre Ricky Davis y Wallis Szczerbiak en 2006… siete por uno y se dice fácil pero, era y sigue siendo, el traspaso más grande en la historia de la liga.

Menos de un año después, ya en 2008, el resultado era irrefutable, cuando Boston sometió a los Lakers de Kobe Bryant para apuntarse el titulo numero 17, con un pletórico Kevin Garnett quedando tercero en la votación para el MVP y siendo complementando con una tríada de lujo, Ray Allen, Paul Pierce y Rajon Rondo.

La mística

Desde entonces, ni por asomo, un cambio similar se ha dado en el contexto de NBA, todo ha quedado en rumor más allá del peso de los posibles protagonistas, LeBron, Durant, Irving…

Volviendo a la figura de Kevin Garnett, a los Celtics y al título 17, tenemos que, al campeonato de 2008, le siguió la final en 2010, también ante Lakers y debieron pasar doce años para que de la mano Ime Udoka, la franquicia volviera a una instancia decisiva este 2022.

La mística de aquel equipo, quince años atrás, esa mística ha renacido con la generación actual de la mano de Udoka y de Brad Stevens, al punto que muchos creen en el favoritismo de los Celtics para ganar una emblemática corona 18, sería una hermosa historia, como muchas de esas que nacen allí en el corazón de Nueva Inglaterra.