LeBron James ha tenido un complicado arranque de temporada con Lakers, entre lesiones, un partido de suspensión y otro de protocolos de COVID-19, que no le han permitido encontrar una regularidad con el equipo. James ha participado en 12 de los 24 juegos que han disputado los angelinos hasta ahora y no ha podido jugar más de tres partidos consecutivos.

Por si fuera poco, el protocolo que lo privó de jugar ante Sacramento hace unos días, terminó siendo innecesario, ya que horas después de haber dado positivo por coronavirus en un test, se confirmó que había sido un “falso positivo” en nuevas pruebas. Lo cual generó el enfado del astro del baloncesto.

“Considero que todo esto se manejó de manera muy pobre. Me molestó que la primera prueba salió negativa, la segunda positiva. Siempre que se arroja un positivo, usualmente te hacen otra prueba para estar seguros. A mí no me hicieron eso y me molestó que no hubiera otra prueba, sino que de inmediato hicieron que buscara regresar a casa desde Sacramento. Me dejaron solo, nadie podía viajar conmigo, sin seguridad, ni nada, para aislarme”, declaró James.

“Antes de ir a Sacramento estábamos entrando en un buen ritmo en ofensiva y defensiva como equipo, pero en lo personal, ha sido muy frustrante que entre la lesión de ingle o de abdomen y ahora lidiar con el falso positivo perderme un juego que no me permitió mantener el ritmo que empezaba encontrar, ha sido un arranque de temporada muy complicado para mí”, expresó LeBron.

La realidad es que, no solamente a LeBron, sino a todo el plantel se le ha dificultado el primer cuarto de la campaña pues entre las nueva incorporaciones y lesiones, no ha habido consistencia. Lakers está con marca de 12-12, séptimos en la Conferencia Oeste, muy lejos de las expectativas iniciales.