Una tortura. En eso están inmersos los Lakers, a los que el coronavirus ha dado un golpe letal que puede acabar con sus opciones de una forma llena de condicionantes, pero dolorosa igualmente. Tras tres victorias consecutivas, los angelinos entraron en una vorágine de malos resultados que empezó con la pérdida, por lesión, de Anthony Davis en Minnesota.
Y allí todo se vino abajo. LeBron James quedó muy solo en su búsqueda de levantar un equipo que no encuentra respuestas por ningún lado y que cayó de forma consecutiva ante Wolves, Bulls, Suns y ahora, en el último juego en casa bajo el nombre de Staples Center, ante Spurs por un contundente 110-138.
La sorpresa del encuentro fue Keita Bates-Diop, que cuajó una auténtica exhibición: 30 puntos y 7 rebotes, con 11 de 11 en tiros de campo (sí, 11 de 11), 3 de 3 en triples y 5 de 7 en tiros libres, Lo llamativo es que es un jugador que apenas es utilizado por Popovich y que, hasta este juego, promediaba 3 puntos por partido. Los Spurs también tuvieron 16 puntos y 10 rebotes de Keldon Johnson, 13 de Doug McDermott, 23 de Derrick White y 9 puntos, 6 rebotes y 13 asistencias de Dejounte Murray, su figura.
Mientras que en Los Ángeles no hay mucho para decir. La soledad de LeBron se nota en sus 36 puntos en 25 minutos. Solo Russell Westbrook lo acompañó con 30, pero el base estuvo muy lejos de acercarse al alero en materia de anotar en momentos claves. Del resto, solo Talen Horton-Tucker llegó a dos dígitos con 13 puntos.
Ahora mismo, los Lakers, acechados por las bajas, están en su particular pesadilla antes de Navidad, en la que encima tienen que jugar ante Brooklyn Nets. De momento, tienen un registro de 16-16 y están sextos en el Oeste. No está tan mal, pero a este ritmo puede ser mucho peor.