No estaría mal que el equipo cambie su nombre a Golden State Phoenix, aunque entre en conflicto con los Suns de dicha ciudad. Porque la franquicia supo resurgir de las cenizas como el ave mitológica. Son los nuevos campeones de la NBA, cuando en la previa de la temporada pocos lo ubicaban como favorito, luego de dos años sin clasificar a la postemporada.

Es final o nada para los de San Francisco durante las últimas temporadas, que han sabido construir un proyecto a base de selecciones de Draft y han armado un estilo de juego que revolucionó el baloncesto de la mayor liga del mundo.

Todo comenzaó allá por 2009, cuando con el pick 7 escogieron a un base llamado Stephen Curry, que los analistas coincidieron en que no valía el puesto tan alto que los Warriors usaron con él. Sus carencias eran un físico al que le faltaba desarrollo y, aunque ahora parezca insólito, un tiro poco confiable. Pero Curry llegó a Oakland para liderar un proyecto que daría sus frutos.

Dos años después llegaría su ladero. Con el pick 11 elegirían a Klay Thompson, un escolta tirador, pero que no llegaba con las mejores referencias defensivas. De todas formas, desde la franquicia de los Warriors vieron en Klay a una pieza que encastraría a la perfección con Curry.

La frutilla del postre sería al año siguiente. Luego de cambiar picks, Golden State obtendría para 2012, cuatro selecciones, resignando sus fichas hasta 2015. En primera ronda y con el número 7 escogerían a Harrison Barnes, una rueda de auxilio que sería clave para el equipo. Luego llegaría Festus Ezeli, un interno con gran capacidad.

Pero el gran acierto fue un tal Draymond Green, que vendría desde las sombras de la segunda ronda con el pick 35. Hoy, con la historia ya contada, es uno de los mayores robos de la historia del Draft. Draymond se convirtió en un perro de caza defensivo, con la capacidad de aportar en todos los aspectos del juego. Vital para lo que vendría.

Con el plantel armado, solo faltaba el director de orquesta. Así llegó Steve Kerr en 2014, un discípulo de dos grandes maestros como Phil Jackson y Greg Popovich (jugó y ganó anillos con Chicago Bulls y San Antonio Spurs) que, pese a ser su primera experiencia como entrenador, sabría como hacerse cargo del asunto.

La NBA venía de presenciar una temporada magistral de San Antonio Spurs con un juego a base de pases, rotaciones, movimiento de balón y puros fundamentos. Así aplastaron vengándose del Heat de LeBron, provocando su regreso a Cleveland. Justamente los Cavaliers serían el rival de unos Warriors que también revolucionaron la NBA.

Con Curry y Thomson llevaron el triple a ser un arma que muchos equipos pasaron a tener como principal. Varias franquicias, con el correr de los años, empezaron a tirar más de tres puntos que de dos, lo que llevó a un cambio radical en los aspectos del juego. Sobre todo Curry, que se convirtió en el mejor tirador de la historia, pudiendo lanzar desde mitad de cancha sin problema, lo que ocasionaba un problema sin solución para las defensivas.

El primer anillo llegaría en 2015, el primero de la unión entre Curry, Thompson, Green y Kerr, justamente ante los Cavs. El duelo ante LeBron se repetiría por tres años más, ganando los Warriors dos de ellos. Finalmente, habría una quinta final consecutiva para Golden State, pero caerían ante Toronto en una serie que fue más que una derrota por el título.

En aquellas Finales, se lesionaría Klay Thompson y sería baja por dos años, producto de una nueva lesión en pleno proceso de recuperación. Como si fuera parte de un pacto en el que si no estaba alguna de esas cuatro piezas clave, los Warriors no clasificaron a playoff sin Klay en cancha. Green también tuvo sus lesiones y la edad de Curry hacía que no pudiera carrear el equipo solo.

Llegaron jugadores jóvenes gracias a la visión del Draft, como Jordan Poole, Jonathan Kuminga o James Wiseman, más jugadores de rol como Otto Porter y Gary Payton II. Le dieron un aire fresco a un equipo que parecía encarar una nueva renovación. Pero volvió Klay durante esta temporada y reactivó a un plantel que no lo estaba haciendo nada mal, para sorpresa de todos.

Así, con un Curry revitalizado, más las recuperaciones de Klay y Green y el aporte del resto que se volvió clave, llegaron unos nuevos playoff y, ahora, un nuevo título. El cuarto en ocho años. Seis finales jugadas, cuatro ganadas. Nada mal para una dinastía que se construyó en silencio y supo reinventarse cuando parecía todo perdido