La postemporada de la NBA es una carnicería. Muchos equipos candidatos peleando palmo a palmo por avanzar de ronda en busca de un objetivo en común: el anillo de campeón y el Trofeo Larry O’Brien. Pero debido a su complejidad, muchos equipos históricos se han quedado con las ganas de participar de uno de los eventos del año. Y ni hablar de jugadores.

Al Horford es uno de los mejores jugadores extranjeros que han pasado por la NBA. El dominicano lleva quince temporadas en la mejor liga de baloncesto y su aporte es muy importante. Pero siempre se dejó de lado su consideración porque le faltó algo: llegar a unas Finales. Y vaya si ha estado cerca.

La victoria de sus Boston Celtics ante Miami Heat significó que Horford sea el primer dominicano en disputar unas Finales de la NBA. Pero lo que pocos saben es que el ala-pívot tuvo que transitar muchos obstáculos para poder, al fin, lograrlo. La serie ante los de Florida fue su cuarto intento en unas Finales de Conferencia.

Horford siempre integró equipos competitivos, pero tuvo la mala fortuna de encontrarse siempre con candidatos estelares en su camino. Y poco pudo hacer. En las anteriores tres oportunidades, su pesadilla fue nada más y nada menos que LeBron James y sus Cavs.

En los playoff de 2015, Horford ya era el líder de unos Atlanta Hawks que venían teniendo una temporada histórica, quedándose con el primer lugar del Este y un récord de 60-22. El dominicano, junto al aporte de Jeff Teague, Paul Millsap, Kyle Korver o un joven Denis Schroder, eran uno de los candidatos.

Pero después de superar a Brooklyn y Washington (ambos por 4-2), el que se cruzó en el camino fue Cleveland Cavaliers. Poco pudo hacer Al, ante el renovado equipo de Ohio que, tras el regreso de LeBron, armó un súper equipo pensando en el anillo, y fueron barridos en una serie en la que no tuvieron opción en ningún encuentro.

La decepción de no llegar a las Finales tras una muy buena campaña y de volver a ser barridos por Cleveland en las semis de la temporada siguiente, hizo que Horford buscara nuevos objetivos. Fichó para los Celtics en 2016 y rápidamente volvió a luchar por el anillo en un equipo que, desde el Draft, había armado un gran plantel.

Y Horford volvió a ser parte del mejor equipo del Este, ya que Boston tuvo un registro de 53-29, que lo dejó en lo más alto de la Conferencia. Tras superar a Chicago (4-2) y Washington (4-3) los que aparecieron en el camino de Horford fueron otra vez los Cavaliers liderados por LeBron y compañía.

Al igual que dos años antes con Atlanta, los Cavaliers, último campeones de la NBA, fueron imparables y le dieron una paliza a Boston, que solo pudo tener un respiro en el tercer juego. Un 4-1 lapidario en la que cada victoria de Cleveland fue por más de diez puntos (dos fueron por más de treinta).

Horford volvería a tener una oportunidad al año siguiente, de nuevo con los Celtics y otra vez, sí, ante Cleveland Cavaliers. Esta vez Boston llegaba como el segundo mejor equipo del Este con una marca de 55-27, solo detrás de Toronto. Pero los Celtics otra vez quedarían afuera ante LeBron y sus secuaces. Fue derrota 3-4 en una serie que Boston lideró 2-0 y 3-2, pero que no pudo cerrar en el Juego 7 en el TD Garden ante un James legendario.

Así, con tres intentos fallidos, más la derrota ante Bucks en semis del Este en 2019 y la barrida sufrida ante los mismos Celtics en su paso por Philadelphia en 2020, Horford se convertía en el jugador con más partidos de postemporada sin llegar a las Finales. Pero todo eso quedó atrás. La cuarta fue la vencida y tanta espera puede traer un premio aún mayor.